El baile fue precioso, Kate y Spencer bailaron hasta más no poder, Emma y Jason lo aprovecharon de manera diferente… Iris y Josh se sacaron veinte mil fotos y Rebecca y Alex se pasaron todo el baile diciéndose cuanto se querían.
El tiempo pasó y por fin llegó ese día tan esperado… El día de la boda. Kate subió al cuarto de su hermana Clara, ella la ayudaría a vestirse hoy, le ayudaría a ponerse el traje que toda mujer quiere llevar algún día… Cuando entró en la habitación clara estaba radiante, nunca la había visto sonreír de esa manera. La miré una vez más, el pelo le caía suavemente a un lado, no le llegaba a tocar el hombro salvo algún que otro mechón colocado estratégicamente así. Estaba preciosa, no llevaba un maquilla muy cargado sino al revés suave para que combinara con su tono de piel.
-Estás preciosa hermanita.
-No más que tú.
Ahora fue Clara quien se fijó en Kate, estaba radiante. Llevaba un traje palabra de honor en un tono azul claro de gasa, era por la rodilla tenía un detalle en la cintura. Los trajes los había diseñado la modista que le hizo el traje a Clara y tenía bastante gusto. De repente se oyó la puerta, eran las demás chicas, iban vestidas iguales pero el color cambiaba… Rebecca y Kate iban con el tono azul claro sin embargo Emma e Iris lo llevaban en un tono pastel precioso. Cuando vieron a Clara le dieron un gran abrazo.
-Kate, tenemos ir saliendo ya.
-Ya voy chicas.
-Vale, te esperamos abajo que a ti y a mi nos toca e ir con el marido perfecto.
-Sí Iris, ya bajo.
-Adiós hermanita.
-Adiós, anda venga y después me mandas un whats app de cómo está mi prometido, ¡qué bien suena eso!
Las chicas se marcharon. Cuando bajaron se encontraron con los chicos, estaban guapísimos, cada una fue y le regaló a su chico un beso tierno, cariñoso. Ahora tocaba acompañar al novio. Todo marchaba muy bien. Cuando llegaron acompañaron a los padres de Kate a los primeros bancos… Cuando cruzaron la entrada casi empiezan a llorar, todo estaba perfecto. El pasillo estaba adornado con unas cintas en tonos blancos y transparentes. Los bancos eran de hierro, preciosos, las flores escogidas fueron rosas blancas… La boda se iba a celebrar en la casa de campo de los Hudson.
Pero lo más bonito era dónde se colocarían los novios era un arco del mismo material que el de los bancos y en él había rosas enganchadas. El padre Diego estaba allí hablando con el futuro casado mientras las chicas terminaban de indicarle a la gente dónde se tenían que sentar. Al fin vieron llegar el coche de Clara, a petición del novio era uno muy antiguo.
Las chicas fueron corriendo a la entrada del pasillo. Allí ocuparon sus correspondientes sitios. Emma y Kate iban delante tirando pétalos de rosas mientras Clara y su padre caminaban y por supuesto Iris y Rebecca se ocupaban de la cola del traje.
Ahora era él el que no tenía palabras vio acercarse a que sería su mujer para hoy y siempre. Estaba más bella que nunca, hoy era el día más feliz de su vida. Estaba a punto de unirse con la única chica que podía enfadarlo y alegrálo en el mismo momento, la única que despertaba esas ganas de envejecer juntos, de levantarse, de verla siendo las madre de sus hijos de ser la única… Llevaba un traje que le sentaba como un guante y que la hacía parecer una reina…
Era simplemente como una vez en un sueño…
Continuará...
-Kate, tenemos ir saliendo ya.
-Ya voy chicas.
-Vale, te esperamos abajo que a ti y a mi nos toca e ir con el marido perfecto.
-Sí Iris, ya bajo.
-Adiós hermanita.
-Adiós, anda venga y después me mandas un whats app de cómo está mi prometido, ¡qué bien suena eso!
Las chicas se marcharon. Cuando bajaron se encontraron con los chicos, estaban guapísimos, cada una fue y le regaló a su chico un beso tierno, cariñoso. Ahora tocaba acompañar al novio. Todo marchaba muy bien. Cuando llegaron acompañaron a los padres de Kate a los primeros bancos… Cuando cruzaron la entrada casi empiezan a llorar, todo estaba perfecto. El pasillo estaba adornado con unas cintas en tonos blancos y transparentes. Los bancos eran de hierro, preciosos, las flores escogidas fueron rosas blancas… La boda se iba a celebrar en la casa de campo de los Hudson.
Pero lo más bonito era dónde se colocarían los novios era un arco del mismo material que el de los bancos y en él había rosas enganchadas. El padre Diego estaba allí hablando con el futuro casado mientras las chicas terminaban de indicarle a la gente dónde se tenían que sentar. Al fin vieron llegar el coche de Clara, a petición del novio era uno muy antiguo.
Las chicas fueron corriendo a la entrada del pasillo. Allí ocuparon sus correspondientes sitios. Emma y Kate iban delante tirando pétalos de rosas mientras Clara y su padre caminaban y por supuesto Iris y Rebecca se ocupaban de la cola del traje.
Ahora era él el que no tenía palabras vio acercarse a que sería su mujer para hoy y siempre. Estaba más bella que nunca, hoy era el día más feliz de su vida. Estaba a punto de unirse con la única chica que podía enfadarlo y alegrálo en el mismo momento, la única que despertaba esas ganas de envejecer juntos, de levantarse, de verla siendo las madre de sus hijos de ser la única… Llevaba un traje que le sentaba como un guante y que la hacía parecer una reina…
Era simplemente como una vez en un sueño…
Continuará...
Álvaro.
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