Hoy es uno de esos días que te encuentras triste, sabes que estas triste, pero lo que no sabes es por qué. A pesar de tener unas amigas casi hermanas, en las que puedes confiar más que en nadie, te sientes sola. Hoy ellas intentan sacarte una sonrisa, pero hoy no , hoy no lo consiguen. A pesar de que esa sonrisa es tan característica en ti, y tu siempre eres las que hace sonreír a los demás. Pero hoy no es tu día y ellas lo notan.
En el recreo te preguntan que te pasa y tú le dices que nada, ellas no se lo terminan de creer, porque te conocen demasiado para saber que algo te pasa; deciden no preguntarte nada más y esperar a que se lo cuentes tú.
A los cinco minutos o no aguantas más y se lo cuentas: hoy él ni siquiera te ha mirado y te enteraste de que le gusta otra. Rompes a llorar y tus amigas intentan consolarte. Y de repente ringggggg el timbre que marca el final del recreo.
Entras a clase junto a tus amigas, pero te das cuentas que no estas prestando atención, ni siquiera en plástica que es la clase que tanto te gusta, hoy sin lugar a dudas no es tu día.
Al acabar las clases tus amigas deciden consolarte y pasar la tarde contigo, ya que es uno de los únicos días que no tienen que estudiar para algún examen.
Te pasas la tarde hablando con ellas, yeso te hace pensar. Te das cuenta de que él no es el único chico que existe y que tu vales mucho, más de lo que crees.
Al día siguiente te levantas llena de fuerza, y alegría con una sonrisa inmensa, ya vuelves a ser tú otra vez.
Y es una de esas situaciones en las que das las gracias por tener unas amigas como esas. (L)
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