miércoles, 29 de agosto de 2012

Cada día...

Capítulo 2


-¡Sí!
-¡Eres la mejor amiga del mundo!-dijo Megan abrazándose a Gabi cómo nunca.

Los ojos de Gabi eran un mar de lágrimas (pero claramente de felicidad). Cuando terminó el abrazo se fue hasta la mesa donde sus padres y su hermana la esperaban, allí les contó todo. Ellos también se habían alegrado, para Jorge y Eliana Megan era como una hija más. La verdad es que estaban preocupados, esas dos semanas en Verona eran las primeras vacaciones que pasarían solas en un país extranjero, bueno Elena las acompañaría. Nada menos que Italia.
No es que no supieran cuidar de ellas mismas, sino que para ellos eran todavía unas niñas. Megan vivía solo con su hermana mayor Elena, sus padres habían muerto en un accidente de tráfico cuando ellas eran pequeñas. Y eran inseparables, a las chicas no les gustaba mucho la idea de ir con Elena (porque no sería la misma aventura que si fueran solas) pero no les quedaba de otra, todavía tenían 17 años y Elena ya era mayor de edad y eso era mejor que ir con Thomas o Jorge y Eliana…

-Bueno. ¿Qué vais a tomar?
-Yo quiero pasta a la carbonara.-dijo Ricky, entusiasmada por haber sido la primera en pedir.
-Yo tomaré lo mismo ¿y tú cariño?-le preguntó Eliana a Jorge que se había quedado en trance pensando en su niña se había hecho mayor…
-Eh…-dijo Jorge despertando del trance en el que se encontraba- yo lo mismo que los demás.
-Megan yo quiero espaguetis a la boloñesa-anunció Gabi- pone que hay un nuevo ingrediente, ¿es verdad?
-Pues la verdad es que sí, es todo un secreto, y de beber lo de siempre supongo o ¿hay alguna sugerencia?
-Sí, sí-gritó Ricky- yo quiero batido de chocolate.
-¿Pero cariño, eso es muy dulce para la pasta a la carbonara?
-Yo lo quiero.
-¿Por qué no loo pides de postre mejor?
-Vale-dijo resignada poniendo morritos- pero también me tenéis que comprar un helado.
-Eso ya lo veremos jovencita- le contestó jorge.

Por fin llegó el fin para el turno de Megan, llegó la hora de ir a casa. Su tía le había preparado la cena para llevar. Se puso la ropa y se peinó después despidiéndose de todos salió del restaurante. Cuando estuvo ya fuera, puso el MP4. Sonaba Domino, de Jessie J. Un par de calles y llega al metro.
Como siempre las calles están abarrotadas, la gente pasa a su lado como si fuera el fin del mundo. Corren, hablan por teléfono…

En el metro sin embargo hay menos gente, y eso es muy raro. Normalmente está abarrotado. Seguro que es por la hora, normalmente a sale a las siete hoy como tuvo que ayudar a su tío con lo de la camarera salió a las ocho. Está deseando ir a Verona. ¿Cómo será? Seguro que hermosa. Se sienta en el primer asiento que ve libre. Hay un par de personas, un niña de unos 7 años, una señora mayor que seguro viene de hacer algunas compras, y a su lado un chico. Le suena su cara, pero ahora mismo no sabe de qué. Se fija mejor pero desiste en el intento ya que la gente se ha quedado mirando hacia ella. Entonces lo compraba todo, chaqueta abrochada, bragueta subida. No había comido nada así que eso tampoco era… Entonces lo oye es su móvil.

                                 

-¿Sí?
-Meg, soy yo Elena.
-Ah, hola, ¿qué pasa?
-No nada, era para saber que hago de cenar, ¿qué prefieres pizza o sopa?
-¿Qué tal si yo llevo la cena?
-Es verdad, es jueves, qué cabeza. ¿Ya le has dicho a Gabriela que si vas a las vacaciones? Bueno, que vamos.
-Sí, estaba súper entusiasmada, y la verdad es que yo también lo estoy, pero ¿a qué no sabes dónde vamos?-afirmó contenta.
-No, y tengo que decirte algo al respecto.
-Pues vamos a… ¿Cómo que me tienes que decir algo al respecto?-dijo preocupada.
-No te preocupes, de que llegues a casa te explico. ¿Vas a tardar mucho?-dijo intentando suavizar la preocupación de su hermana.
-No, creo que unos diez minutos, ¿pero es grave?
-¡Qué no! Te tengo que dejar. Luego hablamos.
-Adiós.

Elena colgó, ¿qué pasaría ahora? Esto era lo que le faltaba. ¿Habría cambiado su hermana de opinión? No, seguro que no. Cuando se volvió vio que el chico ya se había bajado. No le había dado tiempo a averiguar quién era. Seguro que lo habría visto en el instituto y de eso le sonaba. Ahora en su MP4 sonaba Raise your glass, de Pink.

Cómo un reloj, tres paradas más y llega. Calle de la Reina. Allí es dónde vive. Cuando llega al portal saluda a un par de vecino que en ese momento bajan las escaleras. Saca las llaves del bolso y abre la puerta. Allí está su hermana, sentada en el sillón del salón.

-Verás Megan, tenemos un problema.-dice intentando aclarar sus garganta- a las vacaciones vas a ir, lo que pasa es que yo no quedarme allí con vosotras las dos semanas. Os llevaré y os iré a recoger. Pero los demás días estaréis solas. Tendré que hablar con el gerente del hotel y hacer el papeleo necesario…
-¿Entonces estaremos a cargo del hotel vayamos, dónde vayamos?
-Sí, ¿por cierto dónde vais?
-¡A Verona!

Así que era eso, después hablar con su hermana y aclararlo todo, cenaron. Después Megan se fue a dormir, pero antes se duchó y colocó la ropa para el día siguiente. No sabía que ponerse, así que se decidió por unos vaqueros, su sudadera malva y unas deportivas. Preparando su bolso sacó todo, MP4, móvil en el que tenía un par de mensajes de Gabi, diciéndole que mañana no se olvidara de colocar las cosas para irse a dormir a su casa…
Entonces sacó un papel. Estaba doblado, era solo un trocito. Lo desdobló y vio que tenía algo escrito. Se sentó en su cama y lo leyó.

<Hola, soy Luis. Te preguntarás quién soy. Pues soy el chico del metro. Supongo que te sonaba mi cara. ¿Recuerdas la tarde del 4 de junio? Esta es la pista. Te dejo mi correo por si lo recuerdas luis1995@hotmail.com>





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