-Ya voy yo
Megan.
-Vale
Gabi, te espero.
Gabi se
suelta el pelo, lo llevaba en una toalla, se lo retoca un poco, la verdad es
que esos rizos le quedaban de muerte, llevaba un vestido blanco precioso con
unas sandalias en color palo que le hacían juego con la rebeca, se mira en el
espejo de la entrada y se dispone a abrir.
-Hola.
Es lo
único que puede articular Gabi, un chico de más o menos su misma edad está
delante de ella y es guapísimo. Tiene el pelo rubio, sus ojos eran del color
cielo, azul, llevaba unos vaqueros y una blusa en color morado. Era algo
increíble.
-Hola, tú
eres Gabriela, ¿no?
-Sí, pero…
cómo me conoces, digo que yo recuerde no te conozco aunque es toda una
pena…-¿había dicho eso, Gabi estaba colorada.
-Perdón,
debí presentarme. Soy Ángelo. Amigo de Luis, somos los guías, ja, aja.
-No si el
nombre te va que ni pintado, digo… encantada, yo soy Gabriela, Gabi para los
amigos.
-Encantado,
espera tienes una cosa en la mejilla. Ya está.
-Gracias,
pero pensaba que nos encontraríamos abajo ¿ha pasado algo?
-No es que
Lucca me dijo que subiera él estaba hablando con el hotel, os queremos llevar a
cenar a una plaza desde a que se ven mejor los fuegos artificiales.
-Claro, me
disculpas un segundo, pero pasa, ya vuelvo, cinco minutos.
Gabi
desaparece del salón de la habitación, y se va hasta el baño donde Megan se
está terminado de arreglar.
-Megan,
creo que he visto a un ángel.
-¿Pero que
te pasa que está más roja y contenta que
vamos…?
-Ángelo,
uno de los guías, está aquí y es guapísimo… Creo que me voy a enamorar…
-No seas
exagerada.
-Es que
tiene unos ojos preciosos…
-Vale.
-Pero
vamos que está esperando.
-Ya voy,
pero ten cuidado que se te escapa volando.
-¡Qué
graciosa!
Ambas
salen del cuarto de baño, la verdad es que el chico no estaba nada mal, pero
Gabi estaba que si le dabas una bofetada sentiría que fue una caricia.
-Encantada,
yo soy Megan.
-Encantado
yo Ángelo.
-Ya me lo
habían mencionado-dijo mirando a Gabi.
-¿Bueno
señoritas me acompañan?
-Por
supuesto, digo si claro, porque mejor no nos vamos.
-Sabes
Gabi, eres muy graciosa.
-Gracias
Ángelo.
Bajaron
las escaleras, la verdad es que Ángelo y Gabi no paraban de hablar, parecían
loros. Por fin llegaron a la recepción del hotel, vi cómo un chico saludaba,
supongo que sería Lucca. No estaba mal, sus ojos eran del color de la
esperanza, su cabello era castaño como el mío. Llevaba una blusa blanca, con
unos pantalones pesqueros.
-Hola
Ángelo.
-Hola
Lucca, te presento a Gabi y Megan.
-Encantado
chicas, nos vamos.
-Claro.
Megan se
quedó un momento quieta, le había parecido ver un rostro familiar, pero sería
imposible. Siguió caminando y se fijó en no había coches fuera, supongo que
tocaría ir caminando. Así al menos conocerían más Verona.
-Bueno
entonces, sois amigos de Luis.-dijo Megan
-Sí, es un
gran chico, vaya que raro suena-dijo Ángelo
-Bueno,
fueron dos años de ser amigos, es normal-aclaró Lucca-pero una cosa, son cosas
mías o vosotros dos os leváis muy bien-dijo mirando a Ángelo y Gabi.
-Sí bueno,
es normal. Dinos, ¿qué os gusta hacer en vuestro tiempo libre?
Entonces empezó
una risa compartida por todos. Ángelo había sonado un poco típico, pero al
menos hizo que el hielo se rompiera. Comenzó una conversación entretenida.
Entonces llegaron a la plaza.
-Una
pregunta-dijo Megan- ¿cerca de aquí no está el Muro de Julieta?
-Sí-dijo
Lucca- ¿qué quieres mandar una carta de amor? O es para pedirle que alguien te
corresponda.
-No es
para que te consiga una novia y dejes de ser tan niño pequeño.
-¿Qué? Ja,
solo era una pregunta.
-Y lo mía
era solo una respuesta.
Entonces
se dieron cuenta de que Ángelo y Gabi no estaban, los empezaron a buscar y
donde los encontraron fue cerca de una fuente tirando monedas para pedir
deseos, estaban muy juntitos.
-Vaya, os
habíais escapado ¿eh?
Entonces
ambos se viraron y vieron a sus amigos, era una pena estaban muy a gusto allí.
-Solo le
estaba enseñando la fuente.
-Pero es
que Megan también es turista.
-Ya pero
como estabais tan a gusto discutiendo…
-Sí anda…
-Bueno
cenamos.
-Y si
compramos la comida y vamos al parque desde allí también se ven los fuegos.
-Claro,
pero ¿podréis llegar sin discutir?
-Es un
reto.
-Por
supuesto.
-Acepto.-dijeron
Megan y Lucca al unísono.
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