domingo, 16 de septiembre de 2012

Cada día...

Capítulo 7



-Ya voy yo Megan.
-Vale Gabi, te espero.

Gabi se suelta el pelo, lo llevaba en una toalla, se lo retoca un poco, la verdad es que esos rizos le quedaban de muerte, llevaba un vestido blanco precioso con unas sandalias en color palo que le hacían juego con la rebeca, se mira en el espejo de la entrada y se dispone a abrir.

-Hola.

Es lo único que puede articular Gabi, un chico de más o menos su misma edad está delante de ella y es guapísimo. Tiene el pelo rubio, sus ojos eran del color cielo, azul, llevaba unos vaqueros y una blusa en color morado. Era algo increíble.

-Hola, tú eres Gabriela, ¿no?
-Sí, pero… cómo me conoces, digo que yo recuerde no te conozco aunque es toda una pena…-¿había dicho eso, Gabi estaba colorada.
-Perdón, debí presentarme. Soy Ángelo. Amigo de Luis, somos los guías, ja, aja.
-No si el nombre te va que ni pintado, digo… encantada, yo soy Gabriela, Gabi para los amigos.
-Encantado, espera tienes una cosa en la mejilla. Ya está.
-Gracias, pero pensaba que nos encontraríamos abajo ¿ha pasado algo?
-No es que Lucca me dijo que subiera él estaba hablando con el hotel, os queremos llevar a cenar a una plaza desde a que se ven mejor los fuegos artificiales.
-Claro, me disculpas un segundo, pero pasa, ya vuelvo, cinco minutos.

Gabi desaparece del salón de la habitación, y se va hasta el baño donde Megan se está terminado de arreglar.

-Megan, creo que he visto a un ángel.
-¿Pero que te pasa que está más roja  y contenta que vamos…?
-Ángelo, uno de los guías, está aquí y es guapísimo… Creo que me voy a enamorar…
-No seas exagerada.
-Es que tiene unos ojos preciosos…
-Vale.
-Pero vamos que está esperando.
-Ya voy, pero ten cuidado que se te escapa volando.
-¡Qué graciosa!

Ambas salen del cuarto de baño, la verdad es que el chico no estaba nada mal, pero Gabi estaba que si le dabas una bofetada sentiría que fue una caricia.

-Encantada, yo soy Megan.
-Encantado yo Ángelo.
-Ya me lo habían mencionado-dijo mirando a Gabi.
-¿Bueno señoritas me acompañan?
-Por supuesto, digo si claro, porque mejor no nos vamos.
-Sabes Gabi, eres muy graciosa.
-Gracias Ángelo.

Bajaron las escaleras, la verdad es que Ángelo y Gabi no paraban de hablar, parecían loros. Por fin llegaron a la recepción del hotel, vi cómo un chico saludaba, supongo que sería Lucca. No estaba mal, sus ojos eran del color de la esperanza, su cabello era castaño como el mío. Llevaba una blusa blanca, con unos pantalones pesqueros.

-Hola Ángelo.
-Hola Lucca, te presento a Gabi y Megan.
-Encantado chicas, nos vamos.
-Claro.

Megan se quedó un momento quieta, le había parecido ver un rostro familiar, pero sería imposible. Siguió caminando y se fijó en no había coches fuera, supongo que tocaría ir caminando. Así al menos conocerían más Verona.

-Bueno entonces, sois amigos de Luis.-dijo Megan
-Sí, es un gran chico, vaya que raro suena-dijo Ángelo
-Bueno, fueron dos años de ser amigos, es normal-aclaró Lucca-pero una cosa, son cosas mías o vosotros dos os leváis muy bien-dijo mirando a Ángelo y Gabi.
-Sí bueno, es normal. Dinos, ¿qué os gusta hacer en vuestro tiempo libre?

Entonces empezó una risa compartida por todos. Ángelo había sonado un poco típico, pero al menos hizo que el hielo se rompiera. Comenzó una conversación entretenida. Entonces llegaron a la plaza.


-Una pregunta-dijo Megan- ¿cerca de aquí no está el Muro de Julieta?
-Sí-dijo Lucca- ¿qué quieres mandar una carta de amor? O es para pedirle que alguien te corresponda.
-No es para que te consiga una novia y dejes de ser tan niño pequeño.
-¿Qué? Ja, solo era una pregunta.
-Y lo mía era solo una respuesta.

Entonces se dieron cuenta de que Ángelo y Gabi no estaban, los empezaron a buscar y donde los encontraron fue cerca de una fuente tirando monedas para pedir deseos, estaban muy juntitos.

-Vaya, os habíais escapado ¿eh?

Entonces ambos se viraron y vieron a sus amigos, era una pena estaban muy a gusto allí.

-Solo le estaba enseñando la fuente.
-Pero es que Megan también es turista.
-Ya pero como estabais tan a gusto discutiendo…
-Sí anda…
-Bueno cenamos.
-Y si compramos la comida y vamos al parque desde allí también se ven los fuegos.
-Claro, pero ¿podréis llegar sin discutir?
-Es un reto.
-Por supuesto.
-Acepto.-dijeron Megan y Lucca al unísono.

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