viernes, 11 de enero de 2013

Cada día...

Capítulo 14


-Lucca, ¿se puede saber dónde vamos?

-Ya verás.

-Bueno, yo de aquí no me muevo hasta que no me digas a dónde vamos.

Megan se para en medio de una de las calles principales de su tan amada ciudad, Verona, y cruzó los brazos. Lucca sin embargo sigue caminando, hasta que se percata de que la chica no lo sigue, vuelve atrás y…

-¿Confías en mí?

-Sí, pero, ¿por qué me miras así?

-Es que hoy estás preciosa.

-Venga, déjate de bromas, sé que tanto para ti como para mí ésta no será una de nuestras mejores noches, y sobre todo porque para ti  soy una pesada, a la que dar una ruta turística por petición de un amigo: Luis. Y créeme, si lo prefieres me puedes acompañar al hotel y ya está.

-No creo que seas una pesada, sino que a veces eres demasiado pesada. A parte, lo que vamos a hacer esta noche, hará que sea la mejor experiencia de tu vida.

-Ni que nos fuéramos a ir a la luna a comer pizza.

-No, pero, estarás conmigo, ¿o es qué ya no te acuerdas del beso que me diste?

-¡¿Qué?! Sabes perfectamente que eso fue, bueno que no fue enserio, que fue solo para molestar a Alan, y a Marie…

-Bueno, eso fue lo que dijimos, pero al menos para mí fue algo más.

-¿De verdad?

-Sí, y sabes que para ti también. Cuando te pasé el brazo por la espalda y tu te agarraste a mi cuello, fue, no sé cómo explicarlo, pero sé que me gustó.

-Si te digo la verdad, a mi también me gustó el beso, pero, no sé, es raro…

Megan se sienta en un banco de madera de la calle, Lucca la sigue y se sienta con ella. A su lado, por primera vez iban a hablar muy en serio.

-Ángelo, ¡esto es precioso!

-Te lo dije, esta finca es una maravilla.

Y un beso, uno regalado, uno que los labios de Gabi aceptan sin más y que hace que la chica se estremezca al degustar el sabor de los labios de Ángelo. <<Saben a gloria>> Son las palabras que se repiten una y otra vez en la cabeza de Gabi.

-¿Me has besado?

-Sí, supongo que ya no podía aguantar más.

-Pues me alegro de que lo hayas hecho.

-Llevaba tiempo queriendo hacerlo, pero, no me atrevía.

Y esta vez es ella la que besa al chico, pero ahora es correspondido por ambos, ella se deja abrazar por Ángelo y él simplemente disfruta de la sensación de estar cerca de Gabi, de ver esos ojos negros, y saber que debía haber hecho eso antes.

-Me encanta tu colonia.

-Gracias, es la de Play boy.

-Sí, mi primo Luis, bueno, el Luis que me recomendó a dos fantásticos guías para Verona.

-Ah, ¿y qué guías son?

Y otro beso, este con más cariño. Mientras en otra parte de Verona, vemos como una pareja, si se puede llamar así hablan.

-¿Entonces?

-No sé Lucca, la verdad es que no me había parado a pensar así, es que, es algo que no se decide a la ligera.

-Lo sé Megan, pero es algo que nos está pasando, y te vas en una semana…

-¿Qué tal si vamos a dar una vuelta?

-Sí, claro, lo que quieres es esquivar el tema.

-No es eso, sino que a lo mejor caminado, se me aclaran las ideas.

-Vale, pero, sabes cuál es mi respuesta.

-Y creo que la mía también s esa, pero no sé si es lo mejor para ambos.

Lucca aprovecha y coge de la mano a Megan, esta no la quita sino que le corresponde. Comienzan a hablar y se dan cuenta de que tienen más cosas en común de las que pensaban… Y, sin darse cuenta, llegan al hotel.

-Bueno, ya estamos en tu casa.

-Mi casa no es, pero, sí lo es hasta que… bueno, hasta que regrese España.

-No te vayas.

-¡¿Qué?! ¿Cómo no me voy a ir?

-Escapémonos. Vayámonos lejos, huyamos.

-Tenemos 17 años Lucca, no podemos huir así como si nada.

-Venga Megan, yo te quiero y si te marchas…

-Pues volverías a querer a otra chica dentro de un par de meses. Y yo no sería más que un recuerdo triste, un amor de verano.

-No, para mí eres algo más que eso, eres mi alma gemela y con la que quiero vivir cada día…

Megan rompe a llorar, a ella le duele mucha más de lo que pensaba. Pero no puede abandonarlo todo y marcharse con él, sabe que no puede hacerlo. LE pone las manos al chico en la cabeza y lo besa, ese último beso, el que siempre van a recordar, aquel que fue testigo y que lo seguirá siendo.

-Adiós Lucca.

-¿Pero Megan?

Y se marcha, no espera a que el chico pueda hablarle o aunque sea decirle que le echará de menos. Y así pasan los días. Lleva sin verse con él desde aquella tarde, aquella en la que se dijeron a la cara lo que verdaderamente sentían el uno por el otro.

Ahora están en el aeropuerto, ya se marchan a casa, ¿quién les diría que ese sueño acabaría siendo una pesadilla?
No exactamente una pesadilla pero sí había conseguido que no pudieran disfrutar de estar con las personas que querían más tiempo.

El vuelo llega a Madrid sin el mínimo retraso, parece que el piloto se había puesto de acuerdo con las chicas, porque solo quería llegar a casa y dormir, y así soñar que no habían vuelto, que volvería a despertar en el hotel y ellos estarían allí para sacarles una sonrisa. Megan le había contado todo a Gabi esa misma noche, recuerda las lágrimas cayendo por sus mejillas, por las de ambas…

Una hora en coche, eso era lo que se tardaba del aeropuerto de Barajas hasta el barrio de Megan y Gabi. Estaban contentas por volver a ver su familia, incluso Elena tenía novio… Ricky estaba más alta y los padres de Gabi parecían mayores y eso que habían sido un par de semanas. Unas semanas inolvidables.

-¿Seguro que no te quedas a dormir en mi casa?

-No, estaré bien, además, seguro que quieres hablar con Ángelo por skype y no estaría bien que estuviera de carabina.

-Ya pero, así al menos podrías ver a Lucca que seguro que está en casa de Ángelo.

-Prefiero recordarlo, es mejor que no lo vea.

Las chicas se despiden, otra vez volverían a la rutina, el instituto, las clases, salir a ver una película, o alguna que otra reunión para comentar las clases con los tutores, en fin, lo que era la rutina….

Cinco años después…

-Gabi, venga, vamos a llegar tarde.

-Sí espera, te recuerdo que el avión no sale hasta dentro de cuatro horas.

-Ya pero me muero de ganas de ir a Monte Carlo.

-Sí, pero déjame ponerme aunque sea las botas.

-Llevas media hora poniéndote las botas, mira ya está aquí Marcos.

-¿Ya?

-Sí, venga, mira a Elena, ya se le nota la barriga.

-Sí, dentro de poco serás tía.

-Si, me muero porque el pequeño Jaime nazca.

-Bueno, ya te tocará a ti, Ricky aún tiene 11 años.

Las chicas se terminan de arreglar, Megan ayuda a Marcos a bajar las maletas. Llevaban dos años ahorrando y después de un largo curso en la facultad, se merecían esos dos meses en Monte Carlo. El coche arranca, las chicas están ansiosas. Hacía ya por lo menos cinco años que no viajaban lejos, Y sinceramente Lucca seguía en la mente de Megan. Sin embargo Gabi había ido a la boda de Ángelo como madrina. Y ella por otro lado se había enamorado perdidamente de Fabián, su compañero de facultad, ambos estudiando magisterio.
Por fin llegan al aeropuerto. El vuelo sale dentro de una hora y media, facturan las maletas y se toman algo con Elena y marcos, después pasan el control de la policía. Y a esperar. Llega la hora, embarcan y solamente unas tres horas y pico y llegan a Monte Carlo. Es mágica, es Francia.

-Ya estamos aquí, sí es mágico.

Las chicas se montan en el coche del hotel, todavía recuerdan al chófer que las llevó hasta la que fue su casa en Verona. Una media hora y llegan. Hotel de París. Un hotel cuatro estrellas, con un estilo precioso.

-¿A qué hora llegaba Fabián?

-Según lo que él me dijo, sobre las cinco de la tarde de aquí.

-Bueno, entonces nos da tiempo a ir a dar una vuelta a la playa.

-Por supuesto.

Las chicas van a recepción, rellenan todos los papeles pertinentes y se van a ala habitación a ponerse el bikini.
Cuando están listas se marchan. Por fin en la playa. Gabi decide tomar el sol un poco, pero Megan no puede resistir a meterse en el agua. Lo lleva deseando desde que se bajaron del avión, hace un par de horas.

Con cuidado se mete, el agua no está caliente que digamos, pero está bien. Se mete sin pensarlo dos veces, es mejor así. Cuando sale del agua choca con algo.

-Perdone, no lo vi, ¿está bien?

-No pasa nada, pero tan viejo no soy.

-Ah, es verdad, lo siento. Espera…

-¿Megan?

-Sí, Lucca, eres tú.

-Estás igual, estás preciosa.

-¿Pero, qué haces aquí?

-Pues, de vacaciones, pero, no me lo puedo creer, eres tú.

Y sin pensarlo se abalanza sobre ella y la besa en los labios. Ella no lo detiene sino que se hace cómplice.

-Bueno, ahora si que sabes besar.

-Tonto- y otro beso- Te quiero, y no quiero marcharme nunca más.

-Lo sé Megan. Te quiero, y quiero que pasemos juntos cada día…


Fin

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