Capitulo 10
Narra Allan
14.7.12
Hoy ha venido Riley a visitarme, como cada viernes desde
hace dos meses, dos meses de puro asco, hemos echados un par de partidas a la
Wii, tenis, baloncesto y más, pero de nada a servido, desde que Amanda está con
ese, el que se olvido de ella, el que ningún día se digno a aparecerse por
Sydney, nada, ni un correo, ni siquiera una mísera carta, y encima le pide
explicaciones a ella, pero a quien se le ocurre que después de lo que le
ocurrió tendría ganas de despedirse de alguien más, no fueron bastantes sus dos
padres, le parece poco a ese imbecil, de verdad, no entiendo, espero que se de
cuenta antes de que sea tarde de que él será todo lo amigo que ella quiera,
pero si alguien te quiere, nunca se olvida de ti, incluso habiéndole echo daño,
espera una explicación, si, pero primero la busca, no las pide años después.
Definitivamente estoy loco, pero loco por ella.
15.7.12
Hoy, como otro cualquiera, esto está muerto, es increíble
que hayan pasado dos meses, lo más increíble es que en estos dos meses no he
sabido nada de Amanda, simplemente un what-app
felicitando me las vacaciones, pero, lo que más me fastidia, es que se está
pasando el verano en la casa de la playa con él, cada noche me pregunto si se
habrá olvidado de mi, si ya solo soy uno de esos amigos de los que te acuerdas
cuando ves el recordatorio de su cumpleaños en el móvil o como es ella para mi,
una persona a la que cada vez que ve su nombre se acuerda se momentos
fantásticos en los que daría parte de su vida por volverlos a pasar junta a esa
persona, no sé que hacer, cada día es aún peor que el anterior, sino fuera por
Ridley, aunque también, reconozco que no puedo quitarle mucho tiempo, ya que
porfin está con la chica que quiere.
¿Estaré yo algún día con alguien que me quiera y yo le
quiera también?...
Por que ha de ser tan cabrón el destino…
Por que tengo que pasar por esto…
Aún sigo definitivamente loco, loco por ella.
Así fueron las hojas escritas en el diario por Allan, cada
noche se sentaba en el suelo, junto a la ventana, y escribía una hoja de su
diario. Cuando una persona se siente vacía, y lo único que encuentra son
palabras en su interior, dicen, que lo mejor es escribirlas y después
quemarlas. Si es verdad que no era su mejor momento, y ni siquiera creía, él,
que algo, por casualidad, simplemente por pedir cada noche que algo sucediese,
para que al menos pudiera despegarse esa agonía que le susurraba en el oído
cada vez que pensaba en ella. La vida es compleja, pero como ya dije, el
destino es caprichoso, y nunca se sabe por donde puede salir, solo espero que
si tal es su fuerza para cambiar las cosas, espero que por una vez lo haga por
los deseos de una persona.
En otra parte de Sydney…
A lo lejos se ve una pareja de la mano, caminando por la
orilla, sus pies se funden en la arena como nubecitas de azúcar en la boca, son
Amanda y Jorge, llevan casi tres meses saliendo, para Jorge, pero para Amanda
son como tres años, se siente feliz, pero a la vez rara, él sigue igual, pero
algo a cambiado, ¿será ella o no?
-Bichito ven aquí, ven que quiero sacarnos una foto-.
Bichito, porque me llama así, soy una hormiga, haber mido
1’65, pero a bichito no llego.
-¿Bichito?, ¿que pasa me has visto cara hormiga?, jajajaja-.
-No jajaja, siempre te he llamado así, ¿No te acuerdas?-.
-Si, pero, solo me llamabas así en el insti, pero no aquí-.
-Venga que más te da, solo te llamábamos así tus padres y
yo, no te enfades bichito, no creo que e oiga nadie, esto está desierto-.
-Te he dicho que no me llames así y no es porque te oiga
alguien, sabes muy bien porque lo digo-. Algo en su interior ardía, como era
capaz de recordarle eso, Jorge sabia perfectamente que no le gustaba que le
recordasen cosas de sus padres, sabía que no lo hacía queriendo, pero eso le
duele.
-Amanda, tranquila, ya han pasado casi dos años, tienes que
acostúmbrate a oír cosas de tus padres, ya eres mayorcita, tienes casi 18
años-.
-Para ti es fácil decirlo que tienes a tus padres, pero cada
día que me levanto, deseo encontrarme a mi madre sentada en la cocina bebiendo
una taza de té y a mi padre leyendo el periódico mientras yo como tortitas y le
ayudo a hacer el crucigrama, no te puedes ni imaginar que siento cuando veo que
todo es una fantasía, y tendré casi 18 años como tu dices, pero aun así, nunca
se olvida a la gente que más quieres-.
-Bueno cálmate, será mejor que nos veamos mañana-. Le dio un
beso en la frente y después se fue.
-Hasta mañana-. Estas dos últimas palabras salieron
expulsadas por la boca de Amanda de una forma áspera que parecía haber venido
el desierto a su garganta.
Así se va a su casa, se sienta en el porche, espera un par
de minutos, no para de pensar, no puede creer lo que ha pasado, ¿Por qué le ha
dicho eso?, solo ha hecho falta dos minutos para darse cuenta, de que las cosas
no estaban pasando como ella creía que pasaban, que la gente cambia al igual
que ella, de repente, lágrima por lágrima se empezó a caer acariciando la
mejilla de Amanda.
Me temo que Allan no será el único que no podrá dormir esta
noche.
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