martes, 16 de julio de 2013

Y cuando parecía que el amor me había sido esquivo, que ya nadie se interesaba por esta princesita, llegó él. Con su sonrisa de niño bueno, sus ojos oscuros, su pelo negro y un te quiero al oído desde sus labios. Pidiendo que sin mi él no era nadie, en unos pocos besos me hizo sentir lo que nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario