Capítulo 37
En otra parte de la ciudad…
-No
pienso salir de casa así.
-Pero
si estás monísimo hermanito.
-Te
la vas a ganar.
-Una
apuesta es una apuesta.
-Pero
esto no vale, prefiero cualquier otra cosa antes que salir vestido con esto.
-¿Cualquier
cosa? ¿Estás seguro?
-Bueno,
con la mirada que me has echado no sé que pensar.
-Pero
si solo es ir así hasta casa de la abuela.
-Ya,
pero son tres calles en las que pueden que estén amigos míos de clase, con sus
móviles y ganas de subir un vídeo mío a youtube.
-Te
prometo que nadie te sacará un vídeo, pero ja, ja, reírse, de eso no prometo
nada.
Mike
mira as su hermana y no puede aguantar el reírse con ella, sí está ridículo,
pero una apuesta era una apuesta. Mientras caminan a casa de su abuela un par
de parejas se han quedado mirando al atuendo del chico, otras se han reído y
para el colmo su madre no ha querido ni ir con ellos por la calle con esas
pintas.
Llegan
a casa de su abuela y lo primero que hace esta es reírse, sería un buen noventa
cumpleaños. Mientras él se cambia de ropa se oye el timbre. Su abuela es la que
ha ido a abrir, sea quien sea es alguien apreciado por mi abuela porque se han
escuchado como unos treinta besos y unos cuarenta “ay mi niña”, “qué linda”.
ETC.
Salgo
de la habitación y lo primero que veo es una melena corta y muy rizada en un
tono rubio claro con algunos reflejos color miel. Un par de ojos grises y una
gran sonrisa.
-Ven
aquí Mike. Te presento a Julia, ella es la nieta de mi gran amiga Maggi.
-Encantado,
yo soy Mike.
-Lo
mismo digo, oye Marga, no me habías dicho que tuvieras un nieto tan guapo.
-Eh,
yo, bueno, gracias, mejor me voy…
-No
ven, vamos a por algo de beber.
-Vale.
Su
abuela lo mira, ya está ahora les toca a ellos seguir adelante, tal vez sea la
solución para que su nieto olvide a Emma, o al menos le haga más llevadera el
estar sin ella.
Mientras
tanto Kate y Spencer están saliendo del cine. Hoy había un maratón de películas
antiguas, se habían encontrado con Alonso (el hermano de Emma) también con su
novia. Estaban cogidos de la mano caminando hacia la heladería más cercana, era
la costumbre siempre que iban al cine después se tomaban un banana splits,
lo pedían doble aunque al final siempre dejaran algo. Mientras hablan se besan,
algún beso robado y otro simplemente dado, vamos que cualquier escusa era buena
para probar los labios del otro.
-Creo
que deberías darme otro beso.
-Yo
creo que no.
-Pues
sí, además es necesario, mira me ahogo, necesito el boca a boca para
sobrevivir.
-Venga
ya Spencer, tienes más imaginación que yo.
-¿Eso
es bueno o malo?
-No sé, depende.
-No sé, depende.
-¿De
qué?
-De
para qué sea.
-¿Y?
-En este caso es mala, porque no quiero besarte,
quiero que me beses.
-A
sus órdenes.
No
muy lejos de allí Clara estaba terminando los arreglos para la boda, solo
quedaba un mes y la verdad es que se le estaba haciendo eterno. Quería recorrer
el pasillo hasta el altar y besar a Max hasta más no poder. Al fin y al cabo lo
echaba de menos, llevaba dos semanas en España pasando tiempo con su familia ya
que no podría venir a la boda. Le dolía porque ella les había cogido mucho
cariño a Mercedes y a Paco. Eran como unos segundos padres para ella.
Rebecca
y Alex llevan todo el día navegando pero ya es hora de volver a tierra, al
menos si quieren que no les coja la noche en el mar. Deciden ir a playa dónde
tuvieron su segunda cita. Allí fue también donde decidieron unirse y declararse
lo mucho que se quería aunque para entonces no conocía ni siquiera a las
chicas.
-Alex,
quiero decirte algo.
-Claro.
-¿ME
prometes que no saldrás a navegar más solo?
-Pero.
-No
hay pero que valgan, no quiero volver a pasar por lo del accidente.
-Vale.
-Te
quiero.
-Yo
también.
La
agarro de la cintura y la atrajo hacia sí le acarició la mejilla y la beso
lentamente en los labios, después ella le respondió de la mejor manera…
Álvaro.
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