viernes, 6 de septiembre de 2013

El Portal hacia los Sernios

Capítulo 2
 

En la carretera había bastante tráfico así que tardaríamos en llegar al menos más de una hora y media. En mi IPOD seguía sonando All Time Low y eso me relajaba. Me quité un casco un momento y escuché cómo Sofía y Rosie cantaban al ritmo de Rihanna en California King Bed. Volví a mi música y empecé a admirar como el cielo se teñía de púrpura para acabar en un gran manto de estrellas.

 

Rosie y Jessei están dormidas mientras que Sofía mira atenta a la carretera. Creo que a veces somos un poco dura con ellas. Desde que papá y mamá murieron ella se ha hecho cargo de nosotros, de eso hace ya unos dos años. Murieron al poco de yo cumplir los trece. Cuando estaba triste recuerdo que Sofía se sentaba en mi cama y se tragaba cada una de mis lágrimas, la verdad es que nos ayudó mucho a todas.

 

La carretera está iluminada debido a la gran cantidad de coches pero tomando la siguiente salida ya estamos en la que era nuestra nueva casa. No era una mansión pero para empezar de nuevo estaba bien. Jessei sigue dormida. Miro por el espejo retrovisor y compruebo a las más pequeñas de la casa. Rosie duerme y Lucy está despierta. La miro y me dedica una gran sonrisa, eso me anima. Al fin llegamos. La estampa es bastante bonita y eso que es de noche.

 

Apaga el motor y despierto a Rosie que seguía dormida. Yo acababa de despertarme al oír el móvil de Lucy. Llevaba hablando una media hora con Dylan. Él era como un hermano para Lucy, Dylan se había mudado haría un año a New York y aún así hablaban continuamente. Después de que Rosie abriera los ojos ayudé a Sofía con algunas cajas del maletero, el resto las cogieron Rosie y Lucy. El camión de la mudanza llegaba mañana temprano así que hoy nos tocaba dormir “al estilo campestre”.

 

-Bueno chicas ¿qué os parece?

-No está mal. Es bastante acogedora.

-Venga ya Jessei. Es cómo si viviéramos en  la edad media pero con tecnología.

-No está tan mal, dejad de mortificar a Sofía.

-No vale está todo bien. Tal vez lo podríamos haber recogido todo antes con un poco de magia pero como no os gusta lo haremos a la antigua usanza. “Al estilo campestre”, como en  la edad media. Y de la tecnología ya hablaremos. Ahora quiero enseñaros algo. Ésta casa tienes tres plantas. La primera dónde está el salón, comedor, cocina y un baño con porque y demás. En la segunda hay cinco habitaciones y un baño. Y en la última está la buhardilla. Pero yo necesito uno de los cuartos así que una tiene que hacer su cuarto en la buhardilla, ¿voluntarias?

-A mí me encantaría.

-Pues hecho Rosie, pero vamos primero a terminar con esto.

 

Y así hasta que las cuatro estábamos comiendo unos sándwiches en el suelo del salón dispuestas a dormir en nuestros respectivos sacos de dormir. La noche se nos hizo algo corta, estábamos muy cansadas. Además teníamos que empezar a descansar más, se acercaba el 13 y necesitábamos estar fuertes para crear el portal y cruzar de nuevo a nuestro rincón favorito, el mundo de los Sernios.

 

Esa semana la pasamos colocando las cosas en nuestros cuartos y encima Sofía no nos dejaba usar la magia para hacernos esto algo más fácil. Mi cuarto daba al patio trasero, ya estaba totalmente ordenado. Me tumbé en la cama y empecé a mirar los collages que colgaban de las paredes. Recordaba cada uno de ellos, los momentos, sensaciones… Echaba de menos mi hogar, a mis padres y el olor del pelo de la abuela Madeleine. Hacia ya años de su “desaparición”. Bueno de su huída al mundo de los Sernios dónde ahora vivía. Mañana era 13 y no estaba lista. Con todo el rollo de la mudanza no había podido descansar mucho.

 

Tal vez era la mejor noche de mi vida. Ya había entrado en Sernia varias veces pero cada vez era más emocionante que la anterior. Vi como Sofía, Rosie y Jessei bajaban las escaleras ya preparadas para la inmersión en mi mundo de fantasía. Estaba tan animada que incluso el cansancio de la semana se había evaporado. Salimos de casa envueltas en unas capas. Cada una de un color. La de Sofía blanca como la nieve, la de Rosie turquesa como el mar. Jessei iba en un rosa palo precioso y yo iba en mi nueva capa lila. Debajo de ellas llevábamos el traje de Irisas. Un gran traje blanco de seda con unos pequeños tirantes. El traje llevaba un cordón en la cintura y allí se colocaba nuestra marca de Irisas.

 

Nos adentramos en el bosque, era la primera vez que lo hacíamos allí por lo que teníamos que tener más cuidado que nunca. Después de unos diez minutos de camino llegamos. Ahí, frente al lago les pedí a mis hermanas sus respectivos talismanes que uní y coloqué en el suelo. Al momento una luz blanca y cegadora dio paso a una gran puerta hecha de troncos, cristal y algunas flores silvestres. Devolví a mis hermanas sus talismanes y las conduje hasta Sernia. Al entrar los rayos de la luna nos guiaron hasta el castillo. Allí debía hablar con Diane. La guardiana de Sernia.

 

-Está bien. Recordad que la magia es solo una alternativa si no es necesaria no la utilicéis. Ahora podéis ir dónde queráis pero recordad que al despuntar el día debéis volver aquí para marcharnos y por lo que más queráis no os traigáis nada ya sabéis las reglas.

-¡Qué si Sofía! ¿Ya nos podemos ir?

-Lucy sobre todo va por ti. Al igual que por Rosie y Jessei. Pero más por ti.

-Eres una pesada.

-Vale, marchaos.

 

Una sonrisa de dibujó en mi cara. Me quité la capucha y dejé que mi pelo lleno de colores turquesas y rosas cayera por mis hombros. Vi el pelo de Jessei rubio y con tonos en color en las puntas en color suelto por un lado y recogido por otro. También el de Lucy lila y blanco que le daba un toque loco y por último vi a Sofía alejarse en tonos lilas y fucsias que parecían cobrar vida en la noche. Me acerqué a mis hermanas y las llevé hasta las cascadas tenía algo en mente y creo que con mi magia y la de ellas podría llegar a ser más que una idea. Podría ser un hecho.




Álvaro.

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