domingo, 15 de septiembre de 2013

El Portal hacia los Sernios

Capítulo 3

-Ya estamos. Ahora dadme vuestros talismanes.

-¿Qué tienes en mente Rosie? Ya sabes que Sofía no está muy conforme con el mal uso de la magia.

-No será mal uso… y además Sofía no tiene porqué enterarse.

-Pues yo me apunto.

-Esa es mi Lucy, así que ¿Jessei?

-De acuerdo.

 

Rosie empezó a murmurar algo y Jessei y yo solo podíamos ver como una capa de hielo comenzaba a cubrir cada punto de las cascadas. Cuando estuvo completo el hechizo Rosie saltó al hielo y comenzó a patinar, cada vez que pisaba la cascada se teñía de un color diferente haciendo de esta un mar de colores. Jessei y yo no tardamos en apuntarnos y al estar las tres vimos como de la nada varias ráfagas de viento tornaban en formas y colores. De repente Lucy cogió la mano de Rosie y empezaron a bailar mientras Jessei reía y hacía como que alguien bailaba también con ella.

 

Diane me esperaba en la biblioteca. Me quité la capucha y dejé que mi pelo cayera por los hombros, adoraba el olor que desprendían las flores que adornaban mi pelo. Al entrar Diane me dedicó una gran sonrisa y también un abrazo.

 

-Sofía.

-Diane.

 

Fue lo único que articulamos. Después fuimos hasta los sillones de esa inmensa biblioteca. Me encantaba, allí había miles de libros que relataban la historia de Sernia, así como la de mi familia. Las Irisas llevábamos miles de años ocupándonos del cuidado de Sernia desde el otro mundo.

 

-Bueno, cuéntame. ¿Qué tal todo por allí?

-Está todo en orden Diane. No ha habido ningún incidente.

-Eso está bien y con respecto a vuestra vida normal, ¿todo bien?

-Sí, bueno creo que sí. Si te refieres a si alguien sabe lo que somos puedes estar segura de que seguimos siendo cuatro hermanas canadienses normales y corrientes. Pero creo que últimamente estoy siendo algo más mandona que antes. Verás como ya sabes Lucy hace poco que se inició como Irisa, le va bastante bien pero es que no sé. Creo que tal vez soy una paranoica pero tengo miedo de que se entere de la verdad. Además ni siquiera Rosie y Jessei saben la verdad. Ninguna de ellas sabe que… bueno ya me entiendes.

-Te entiendo y por ahora todo debe seguir así. Sabes que todavía no puedes hablar. Pero créeme lo estás haciendo genial. Lo único que tienes que hacer es tener cuidado con lo que hacen tus hermanas con su magia.

-Bueno. Ahora me siento mucho mejor. ¿Sabes algo de Madeleine?

-Nada desde hace unas semanas. Seguro que estará por algún lado del bosque. No es la primera vez que desaparece sin decirle nada a nadie. ¿Quieres ver las vistas desde el balcón? Sé que eso te encanta.

-Claro.

 

Caminé hacia el balcón agarrada a Diane. Me apoyé en el y dejé que el aire, impregnado por el  olor de flores, me golpeara en cara. De repente un haz de luz cruzó justo desde las lejanas cascadas hasta lo más alto del cielo. De repente lo peor pasó por mi mente. Lo primero que les había dicho era lo primero que habían hecho.

 

-Tus hermanas son muy discretas ¿verdad?

-Debo marcharme. Nos vemos pronto. Ya me dirás si se sabe algo de ella.

-Por supuesto.

 

Salí del castillo viendo cómo la luna comenzaba a esconderse. Entonces me di cuenta de que no estaba sola. Alguien me seguía.

 

Esto es lo más divertido que había hecho nunca. Miré a Lucy y le guiñé un ojo, después Jessei me miró con una sonrisa encantadora, tenía la sonrisa de papá.

 

-¡Esto es lo mejor del mundo!

-Sí ¡Uh!

-Sabéis, no quiero irme de aquí.

-Ni nosotras Lucy pero hay que irse. De hecho deberíamos ir desmontando esto.

 

De repente una sombra cruzó hasta nosotras. Reconocí su perfume y eso era lo peor de todo. Habíamos despertado a la fiera. La cara de Sofía era como la de una asesina en una película de miedo, esas que a mi y a Rosie nos encantaba ver.

 

-No me lo puedo creer.

-Sofía, verás…

-No quiero oíros. Ahora coged vuestros talismanes y venid conmigo. Ya hablaremos en casa.

-Sofía…

-¡He dicho que os calléis!

 

Mi cara junto con la de Jessei y Lucy se volvieron blancas. Esta vez estaba enfadada y de verdad. Hicimos lo que nos dijo. La acompañamos hasta el portal y entonces vi como ante mis ojos Sernia desaparecía.

 

Al llegar a casa Sofía ni siquiera nos miró. Subió a su cuarto y no supimos nada de ella hasta el siguiente día.

 

-Espero que ayer os lo pasarais bien. Pero ahora me toca a mí. Desde mañana la magia queda totalmente prohibida hasta que demostréis que sois lo suficientemente responsables para usarla. Y es mi última palabra.



Álvaro

No hay comentarios:

Publicar un comentario