martes, 24 de septiembre de 2013

El Portal hacia los Sernios

Capítulo 4

 

-¡¿Qué?! ¡¿Estás loca?!

-No he estado más cuerda en mi vida. Lo que hicisteis anoche os puso en peligro. Y además es que fue lo único que os pedí que no hicierais. Estoy muy decepcionada con vosotras. Y por ahora es lo que hay. Daos prisa el autobús estará aquí en media hora.

-¿Qué autobús? ¿Nos manda a Rosie, a Lucy y a mí a un internado?

-No. Solamente es el autobús del instituto.

-¿Pero no quedamos en que tendríamos un profesor particular?

-He cambiado de opinión. Ahora id a vestiros.

 

Vi cómo subían las escaleras hacia sus cuartos. En el fondo me dolía pero era lo que tenía que hacer para poder mantenerlas a salvo de ella. Cogí mi móvil y llamé a Ryan.

 

-¿Sí?

-Hola Ryan soy Sofía. La nueva profesora de música. No se si se acuerda de mí… la verdad es que me llamaron ayer para lo del puesto vacante.

-Ah por supuesto. Sofía. Pues déjeme darle la bienvenida aunque sea por teléfono. Y supongo que sus hermanas también ingresaran en el centro, ¿me equivoco?

-No, de hecho era para lo que llamaba, para confirmar su ingreso en el instituto.

-De acuerdo. Pues si me disculpa la tengo que dejar. Saludos y Sofía, bienvenida al instituto Lyons.

-Adiós Ryan.

 

Miro en el ropero y no encuentro nada que ponerme. Enciendo mi IPOD y pongo algo de All Time Low. Me miro al espejo y me repito a mi misma que no es mi culpa aunque en el fondo fue mi idea hacer de las cascadas una pista de patinaje. El caso es que no podíamos hacer magia y encima tocaba ser la nueva de nuevo. Volví al ropero y me decidí por unos vaqueros pitillo, mis Vans turquesas, una blusa negra y mi sudadera turquesa. Me dejé el pelo suelto, me puse los cascos y fui al cuarto de Lucy.

 

-Hola Rosie.

-Hola.

-¿Te gusta cómo voy? ¿O es demasiado? Porque no estoy segura, verás estos pantalones lilas son mis preferidos pero, ¿van con esta blusa blanca, la sudadera negra y mis All Star blancas?

-Sí. Estás bien.

 

Suena la puerta de mi cuarto, es Jessei. Ella ha optado por una falda negra suelta. Su blusa fucsia de manga corta, las botas estilo roquero negras y su rebeca azul que hace juego con su colgante, el talismán. Yo sin embargo lo llevaba como pulsera y Rosie cómo anillo, Sofía lo llevaba de colgante.

 

-¿Ya estáis listas chicas?

-Sí, bueno me falta coger el IPOD Jessei.

-Yo ya estoy.

-Pues vamos bajando antes de que la jefa se enfade más aún, si es posible claro.

-Tal vez si le pedimos perdón nos deje usar la magia.

-No creo Lucy. Ahora vámonos Rosie, te esperamos abajo Lucy.

-No espera, ya está.

 

Bajamos las escaleras y nos encontramos a Sofía esperándonos en la puerta. También estaban nuestras respectivas “mochilas”. Rosie y yo siempre habíamos preferido una mochila decorada con nuestros grupos favoritos de música, frases que nos animaban etc., pero Jessei prefería una mochila bolso, decía que era más chic.

Sofía ni siquiera nos miraba y eso me asustaba. La miré y ni siquiera respondió a mi sonrisa. La vi colocarse el vestido gris perla, su americana negra y sus tacones negros. Después se repasó la coleta y comprobó su maquillaje.

 

Entramos en el coche y no hablamos durante el trayecto. Al llegar al instituto vimos a mucha gente, demasiada. Sofía nos dijo que la acompañáramos hasta la dirección. Así que miré a Lucy y Jessei y caminé junto a ellas. El instituto era grandísimo y según vi en los carteles de dirección constaba de piscina olímpica, salón de actos, biblioteca, sala de ordenadoras. Varios clubs, jardines y un estadio de hockey. Me senté junto a Lucy y ella me empezó a enseñar un vídeo. De repente la puerta se abrió y de ella salieron dos chicos. Uno de ellos tenía sangre en la nariz y el otro en el labio. Me quedé mirando al del labio y vi que tenía unos ojos verdes preciosos pero todo aquel encanto se acabó ya que cuando se di cuenta que le miraba me dijo “¿qué miras?” en un tono bastante grosero. Le levante mi dedo corazón y de paso le tiré un beso. Lucy y Jessei estaban muertas de la risa y aquel chico más enfadado que antes. 1-Rosie, 0-ojos bonitos.

 

Del despacho también salió una señora mayor, de unos sesenta y algo. Iba muy elegante con un traje pantalón blanco.

 

-Buenos días. Supongo que vosotras sois Jessei, Rosie y Lucy Reyns. Mi nombre es Ángela Peterson y soy vuestra nueva directora. Bienvenidas al instituto Lyons.

-Encantada señora Peterson, si me disculpa yo me voy a clase. No quiero llegar tarde.

-Por supuesto Sofía.

 

Sofía se fue y nos dejó a solas con la señora Peterson. Al cabo de unos diez minutos nos dejó salir de aquel despacho.

 

-Esperad. Voy a llamar a mi nieto Nick. Él os enseñará esto.

 

Estuvimos esperando por ese tal Nick unos cinco minutos y después de eso apareció ante nosotras un ángel. Era guapísimo, tenía el pelo rubio surfero y unos ojos azul cielo que te dejaban en las nubes.

 

-Hola encantado.

-Lo mismo digo, yo soy Jessei.

-Lucy.

-Rosie.

-Vaya ¿sois hermanas?

-Sí ¿por qué?

-Porque tenéis el mismo color de ojos, son preciosos.

-Gracias.

 

Seguimos a Nick hasta que nos dejó en nuestras respectivas aulas. Jesse en literatura. Rosie en matemáticas y a mi me en biología.

 

-Por cierto bonita pulsera.

-Gracias es un regalo familiar.

-Pues mola. En fin ¿entramos en clase?

-¿Vas a mi clase?

-Sí.

-¡Pero si aparentas 17!

-Pues no, tengo 16 recién cumplidos. Pero no te preocupes todo el mundo lo dice.

-Bueno pues ha clase se ha dicho.

 

Era todo un caballero, me abrió la puerta y me presentó a la clase, ¡estaba bueno! ¡OHH! ME senté en el primer pupitre que vi vacío. Él sin embargo volvió a su sitio. Me fijé en su compañero y era el del labio roto. ¡De qué se lo cuente a Rosie… se va a mear de la risa!




Álvaro.

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