martes, 26 de noviembre de 2013

El Portal hacia los Sernios

Capítulo 11

 

Salgo del instituto y me abrocho la chaqueta, empieza a hacer frío. Abro el bolso y meto el móvil, saco las llaves y vuelvo a cerrarlo. Camino hasta el coche deprisa cuando alguien me apoya la mano en el hombro. Intento mantener la respiración y me doy la vuelta.

 

-¡¿Erik?!

-El mismo.

-¡¿Estás loco?! ¡Me has dado un susto de muerte!

-Lo siento simplemente la vi y pensé que tal vez querría tomarse algo conmigo.

-Pues se equivocó. Si me disculpa me marcho a mi casa.

-Venga Sofía. Será una copa nada más.

-No sé cómo quieres que te lo diga…

-Quiero que me lo digas mientras tomamos una copa.

-Jajajaja.

-¿Eso es un sí?

-¿Me dejarías marcharme?

-No.

-Pues vale, cuanto antes acabemos mejor.

-Te prometo que soy de las mejores compañías que puedes encontrar aquí.

-Eso preferiría juzgarlo yo…

-¿Sabes que enfadada estás muy guapa?

-Jajajaja.

-Venga vámonos.

-Mejor cada uno en su coche.

-¡¿Qué?! Ni soñarlo, ¿crees que te daría la oportunidad para escapar una vez que has aceptado?

-Vaya… no se te escapa una ¿eh?

-Tú lo has dicho.

 

Cierro el coche y me coloco de nuevo el bolso. Erik me ofrece su brazo y lo acepto. Le miro y sonrío… ¿Qué querrá?

 

Hablar con Dylan me ha dejado más tranquila…Aún tengo que  preparar lo que voy a poner mañana. Abro las puertas del ropero y comienzo a rebuscar, ya lo tengo. La puerta de mi cuarto se abre y Rosie entra.

 

-Lucy… tengo un dilema enorme.

-¿Qué pasa?

-Verás… James me ha invitado a comer mañana.

-Sinceramente no veo el dilema.

-Espera… es que le he dicho que sí.

-Sigo sin verlo.

-¡Lucy! ¡No lo ves!

-Si te estoy diciendo que no será por algo.

-Es que no sé si realmente quiero comer mañana con él.

-Pues llámalo y cancélalo.

-Es que no es tan fácil después de lo del vestuario.

-¿Vestuario? Me da que hay algo que no me has contado Rosie.

-Si… Me besó.

-¡¿Te besó?!

-¡Me besó! Y el problema es que me encantó.

-Rosie ¡eso es bueno!

-No, no lo es. Es un idiota, engreído, antipático, maleducado y muchos adjetivos más.

-Rosie, dale una oportunidad, tal vez es que no es bueno a la hora de abrirse a conocer a alguien.

-No sé, puede que tengas razón.

-Anda ven aquí creo que tengo algo que puede animarte.

-Ojala.

-¿Te apetece Destino final 5?

-¡Eres la mejor!

-Lo sé. Una cosa ¿Jessei no ha llegado?

-No, tampoco Sofía.

-Pues…

-¿Pues…?

-Podríamos verla a lo grande.

-Tienes razón, ¿qué mejor que un poco de magia para una película de miedo?

 

Bobby es sin duda un gran chico. En un par de horas me ha contado su vida. Sus padres viven en las afueras del pueblo, tienen una pequeña granja que suministra a los mercados de cualquier tipo de producto lácteo. También me ha contado que ahora él vive en un piso alquilado cerca de la tienda de fotografía y que su sueño es llegar a ser un gran empresario.

 

-Bueno ya llegamos.

-Sí este es mi coche, bueno es de mi hermana pero lo cojo yo.

-Está bastante bien y el rojo te va bastante.

-Gracias.

-Tal vez podríamos quedar otro día.

-Claro, me encantaría.

-Pues ya está, hecho. Nos vemos.

-¿Quieres que te lleve hasta tú casa?

-Vale.

-Pues sube.

 

Me siento en el coche y espero a que Bobby entre. Arranco y dejo que me indique a dónde ir. En apenas unos quince minutos estamos.

 

-Bueno, es aquí. Gracia por traerme.

-No fue nada.

-Adiós Jessei.

-Me lo he pasado genial Bobby.

-Yo también.

 

Abre y la puerta y antes de salir se acerca a mi y me besa. No es un beso largo pero si tierno y dulce. Le miro sonriendo y se baja del coche. Salgo yo también y me abalanzo sobre él volviéndolo a besar, ésta vez el beso es mucho más largo…

 

-Jajajaja.

-Es verdad…

-No por favor ¡para! Me duele la barriga de tanto reírme.

-Vaya.

-¿Qué?

-Está mucho más guapa cuando sonríes.

-¿Quieres dejarlo ya?

-Es la verdad.

-No, la verdad es que eres un pesado.

-Sabes tengo ganas de besarte.

-Será mejor que me lleves hasta mi casa.

-Sí… será lo mejor.

 

Voy hasta la salida del bar y me abrocho la chaqueta. Ahora hace incluso más frío que antes. Voy hasta el BMW negro de Erik y respiro hondo. Madre mía… ¡¿en qué me estoy metiendo?!

 

-Sube.

-Claro.

-Oye perdona por del bar.

-No pasa nada. Supongo que será el efecto del viernes.

-Si, será eso.

 

Voy hasta la puerta pero Erik me para y se queda justo frente a mi sin decir nada. Le miro a los ojos, aquellos ojos turquesas que hacen que pierda el sentido… Intento escaparme pero me mantiene sujeta entre sus brazos y entonces soy yo la que le besa. Me agarro a su cuello y dejo que por una vez en mucho tiempo mi corazón sea el que actúe por mí. Él responde a mi beso y me sujeta de la cintura presionándome contra en coche. Es algo adictivo, sigo besándolo hasta que la alarma nos hace volver a la realidad.

 

-Creo… creo que deberíamos irnos, de hecho creo que es mejor que me dejes en el instituto y coja mi coche.

-Sofía… sí pienso que será lo mejor.

-Mejor me voy subiendo al coche.

 

Ahora sin pensármelo dos veces subo al asiento del copiloto y espero a que Erik arranque. “Tienes que relajarte” me repetí una y otra vez.

Ya en casa me sentí mucho más segura, aquello no debería haber pasado, no estoy aquí para disfrutar como una chica más. Voy cuarto por cuarto para comprobar que las chicas estén dormidas. Jessei duerme placidamente acurrucada a su almohada. Entro en la habitación de Lucy y me encuentro a Rosie dormida junto a Lucy en la cama, la tele estaba encendida y había palomitas por el suelo… Seguro que hoy sería la tarde de cine de terror. En fin necesito dormir e intentar quitarme los besos de Erik de la mente.

 

Al día siguiente

 

¡NO! ¡El vestido está manchado! ¿Y ahora qué me pongo? Madre mía, no puede ser, ¿porqué depararía el traje fuera del ropero? Vale, Lucy. Tienes que respirar hondo, seguro que encuentras algo por ahí… ¡No! Seamos realistas te has quedado dormida, te queda media hora para vestirte y no tiene ni idea de qué ponerte… ¡Rosie! Sí, seguro que ella tiene algo por ahí…

 

Salgo corriendo por el pasillo y subo a la buhardilla. Entro sin llamar y me encuentro a Rosie despertándose.

 

-Necesito ayuda.

-¿Qué pasa?

-Te acuerdas del vestido que me iba a poner, pues está manchado… Necesito algo que ponerme.

-Vale relájate, veamos que hay en mi armario, seguro que encontramos algo.

-La cosa es que Nick estará aquí en veinticinco minutos.

-Vale, hay que darse prisa.

 

Rosie comenzó a sacar ropa de su armario y yo solo veía prendar volar por toda la habitación. De repente se paró. ¡Madre mía estaba salvada!

 

Salgo de la habitación ya arreglada. Me ha prestado su vestido rosa claro, es precioso y encima me puedo poner mi chaqueta azul con el bolso lila. ¡Bien! De repente oigo el timbre de la puerta y bajo corriendo casi tropezándome con los escalones. Me coloco la ropa, los tacones y el pelo. Perfecta.

 

-Hola Nick.

-¡Guau! Estás impresionante.

-Gracias, tú también estás muy guapo, quiero decir que vas bien, en fin ese jersey te queda bien, digo… ¿nos vamos?

-Por supuesto.

-Bien.

 

Me despido con un grito de las demás y  me monto en el taxi con Nick. Estaba muy guapo y los ojos… madre mía me volvían loca esos ojos. No tardamos mucho en llegar o al menos a mi no me pareció mucho, nos habíamos pasado el camino hablando de todo un poco. Al fin llegamos a una casa grandísima blanca. Vaya Rachel debería de tener bastante dinero. Nick ni siquiera me dejó pagar a medias el taxi:

 

-Te he dicho que no Lucy. Te he invitado yo.

-Vale pero después te invito a un chocolate.

-Está hecho.

-Pues no se diga más entremos.

 

La casa imponía tanto por dentro como por fuera. Estaba decorada con muy buen gusto. De la nada una chica con el pelo castaño y los ojos miel apareció ante nosotros ablandándose contra Nick.

 

-¡Nick!

-Hola Rachel, ¡feliz cumpleaños!

-Gracias.

-Felicidades Rachel, soy Lucy.

-Ah, ¿con qué tu eres la famosa Lucy?

-Rachel, ¿por qué no nos enseñas esto?

-Venga ya Nick, conoces esta casa muy bien, además no he dicho nada malo. Me has hablado mucho de Lucy… en fin que lo paséis bien chicos. Por cierto Lucy me encanta tu bolso.

-Gracias y a mí tu vestido.

-Bueno Lucy, vamos a por algo de beber.

 

Me miro al espejo y no se si es que estoy nerviosa o es que no me gusta lo que llevo. Al final me decido por unos vaqueros pitillos y mi blusa color granate y las All Star blancas. Me dejo el pelo suelto y voy hasta la parada del autobús para ir hasta el pueblo. Busco en mi bolso mi móvil, tengo un whats app.

 

-Hola preciosa, ¿ya vienes?

-Estoy en la parada.

-Pues espérame allí que te recojo.

-Déjalo puedo coger el autobús.

-Ni de coña cariño, nos vemos allí de hecho ya te veo.

-¿Cariño?

 

De la nada veo cómo un coche azul aparca frente a la parada.



Álvaro

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