jueves, 30 de enero de 2014

El Portal hacia los Sernios

Capítulo 16

Son las nueve y media de la noche. Las chicas están listas… Caminamos bosque a dentro. Siempre asegurándonos de que nadie nos siga o vea. Llegamos hasta el comienzo del río y me entregan sus talismanes.

-Bien. Esta vez no quiero nada de juegos o magia sin autorización.
-Te lo hemos dicho noventa veces. ¡Qué sí!
-La última vez me prometisteis lo mismo y lo único que lograsteis fue un escándalo.
-Con respecto a eso…
-Nada.
-Está bien.

Uní los talismanes y observé cómo Sernia se alzaba ante nosotras. Era mágica. Dejé a las chicas cerca de la aldea y yo fui hasta el palacio. La perla estaba en peligro…

-Bueno chicas ¿qué hacemos?
-No sé ¿por qué no investigamos un poco aquí?
-Tienes razón Jessei.
-Sí, además seguro que la gente de la aldea conoce leyendas sobre “Birka”.
-Veréis… antes de ir tengo que contaros algo.
-¿Qué pasa Lucy?
-Veréis… Nick es un guardián de Sernia y sabe lo que somos.
-¡¿Qué?!
-Sí es… bueno el caos es que lo es y es tan lindo… una Irisa y un guardián…
-Bueno eso es lo de menos. Al menos tenemos a alguien con quién hablar.
-Sí y me ha contado cosas sobre Birka.
-¿El qué?
-Lo que ya sabíamos.
-Vale.
-Eh… pues ya que estamos con las confesiones… Hace varios días que estoy dibujando a una mujer… pero la cosa es que me despierto y tengo las manos llenas de cera… y bueno aparece su dibujo en mis cuadernos de dibujo. Es una mujer hermosa, y la dibujo como… mágica… no sé cómo explicarlo.
-Tal vez no sea nada Rosie. Recuerdas cuando te despertabas dibujando a unas niñas en un bosque…
-Es verdad.
-¿Un bosque?
-Sí Lucy, tú eras muy pequeña.
-Ah...

Nos adentramos como la noche en la aldea buscando a alguien a quién poder preguntar.

-Sofía ¿qué tal?
-No muy bien Diane.
-¿Qué pasó?
-Mira lo que tengo.
-No puede ser…
-Pues lo es.
-¿Pero? La perla está oculta.
-No. La perla está aquí.
-Y las chicas ¿han dicho algo?
-No pero no tardarán en hacerlo.
-¿Quién te la dio?
-Eithan.
-¿Eithan?
-Sí aunque ahora no se hace llamar así.
-Entonces fue él quién cruzó.
-Si.

Diane me miró y comprendió que le ocultaba algo más.

-Hay algo que no me has contado.
-No.
-Sabes que tu misión en esa dimensión es cuidar de esas niñas.
-Lo sé.
-Y nada más así que intenta ocuparte solamente de eso.
-Sí.
-Ahora tomemos algo. Seguro que Gerald estará deseando verte.
-Supongo.
-No te pongas así.
-Estoy bien.
-Pues sonríe. Tu padre no puede verte así.
-De acuerdo.

Acompañé a Diane hasta la sala del trono… Sabía lo de Erik y eso significaba problemas…

Llevábamos caminando mucho tiempo y ya empezábamos a estar cansadas. Decidimos volver y por el camino nos encontramos un grupo de sernianos.

-Hola ¿os puedo preguntar una cosa?
-Vaya… vosotras no sois de por aquí. Claro preguntad. Mi nombre es Dion.
-Mi nombre es Lucy… verás ¿sabéis dónde puedo encontrar a Siena?
-Claro, pero ¿para qué queréis ver a la “maga”?
-Es que tenemos cosas que preguntarle a cerca de Sernia.
-Vive detrás de las cascadas.
-Gracias Dion.
-Un placer por cierto… bonito pelo ¿tal vez podríamos dar un paseo mañana?
-No creo que sea posible Dion… mañana… tengo novio.
-Ah ¿se puede saber quién es?
-Es el guardián.
-¿Nick?
-Sí, ¿lo conoces?
-Claro… ¿quién no? Todas las sernianas suspiran por ojitos azules…

Me despedí de Dion y seguí caminando hasta las cascadas. Allí vi cómo Sofía venía hacia nosotras. Hora de volver…

-Bueno no hemos averiguado mucho…
-Tal vez…
-Rosie no empieces.
-Está bien… solo quería decir que podríamos intentar abrir el portal mañana.
-Oye pues no es mala idea… Pero tendremos que tener cuidado.
-Claro. Ahora callémonos Sofía está cerca.

No tardó en llegar pero estaba triste… no parecía la… Sofía de siempre. Nos condujo hasta la salida del portal y vimos desaparecer a Sernia mientras los primeros rayos del alba despuntaban el día.

-Chicas… si os estuviera ocurriendo algo… ¿me lo diríais verdad?
-Claro que sí.
-Está bien… Venga vamos antes de que nos vean.

Caminamos hasta casa pero para nuestra sorpresa no estábamos solas. La puerta estaba abierta. Sofía nos ordenó escondernos y así hicimos.

Se acercó con cuidado a la puerta y entró, después de eso no supimos más de ella.

-¿Hola?
-Hola Sofía.
-¿Qué haces aquí?
-Eso me pregunto yo.
-Vivo aquí.
-Bien… ¿Dónde están?
-¿Quiénes?
-Mis hijas.
-Supongo que en Sernia.
-No me mientas… Las siento… Siento su suave esencia a rosas salvajes… la misma que les ponía de niñas…
-No están aquí.
-¿Y la ropa de arriba es toda tuya?
-Sí.
-¿Estos dibujos también?
-¿De dónde has sacado eso?
-Estaba en el cuarto de Rosie. Me recuerda con bastante claridad.
-¿Qué quieres?
-Quiero a mis hijas.
-Mentira.
-Hagamos algo… tienes un mes para llevarlas conmigo.
-Y si no…
-Tal vez tengas que volver a sufrir.
-No te tengo miedo.
-Nunca he dicho eso.
-Entonces habla claro.
-Tendré que decirle a las chicas que las separaste de su madre.
-Eso no es verdad.
-Claro que lo es. Son mis hijas.
-No.
-En fin… Un mes Sofía.
-No las encontrarás.
-Ten seguro que aunque las escondas en el centro de la Tierra daré con ellas.

Álvaro

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