Capítulo
7
Oye,
creo que llegaremos un poco tarde.
-¿Sabes
una cosa? No me canso de verte sonreír.
-Eso
resérvatelo para el museo romeo.
-Sí
claro.
Cerraron
la puerta, se montaron en el coche y fueron al museo, allí ella fue quién le
cogió la mano a él. Entonces entraron, en la sala había unas diez personas, no
más, después de caminar un rato, lo vieron.
-¿Quién
es esa?
-Esa
es Pamela.
-Por
la cara que has puesto, debe de ser la ex mejor amiga.
-No
te equivocas, la verdad es que no sé cómo pude estar tan ciega, pero mira si
está mirando. Bésame.
-Lo
que tú digas.
Jorge
miró a los ojos a Erika. Esta le sostuvo la mirada, entonces acercó sus labios
a los de ella. Espero a que ella permitiera el acercamiento y entonces, sus
labios se rozaron, hasta que se unieron en un beso, largo y mágico.
Entonces
él le pasó la mano por detrás a ella. Por supuesto ella se dejó y él la atrajo
hacia sí mismo. De este modo ella le pasó las manos por encima de los hombros.
Cuando
ninguno de los dos estaba prestando atención, se vieron interrumpidos por el
tipo más inoportuno del mundo. Por una vez Erika se había dejado llevar y Jorge
había sentido algo más que los labios de Erika.
-OH,
lo siento Steve.
-No
pasa nada, ya sé cómo besa Erika, no te deja despegarte. Es cómo una lapa.
-Yo
no creo que sea así, más bien es sexy.
-Eh,
que estoy aquí. Cariño voy al baño.
-Claro
guapa.
En
ese momento Erika se despide de él con un beso en la boca. Pero qué se ha
creído ese machango, Yo una lapa. Ahora si que te voy a hundir.
Cuando
Erika volvió se percató de que Steve ya no estaba y Jorge le contó que se había
marchado con Pamela. Entonces ellos se fueron Jorge dejó en su casa a
Erika y se pasó por la de Nicolás. Estuvo jugando con las mellizas.
Los
días fueron transcurriendo sin ninguna emoción pero al fin llegó el día de la
fiesta. Él se estaba preparando, cuando recibió la llamada.
-¿Sí?
-Hola,
señor Jorge.
-Ah,
Erika, venga no te pongas así.
-Lo
siento era para ver que cara ponías, bueno, la voz…
-¿Qué
pasa?
-Bueno,
es que Steve me ha llamado.
-¿Y?
-Jorge
lo siento pero no iré a la fiesta contigo.
-¿Qué,
pero por qué?
-Le
he dicho la verdad. Y no quería llegar a sentir algo por ti. Porque cuando me
besaste la última vez. No fue de mentira noté algo y no quiero que suframos.
-¿Perdona?
Yo solo estaba fingiendo.
-Pues
espero que sea eso, lo siento de verdad no me llames más. Espero que encuentres
a alguien.
Y
cortó. Jorge no podía creérselo. Entonces se dio cuenta. Se había enamorado de
Erika, loca y apasionadamente y ella lo había descubierto. Pero ahora eso no
importaba ella acababa de cortar cualquier tipo de relación. Estaba destrozado.
Echó un vistazo alrededor y vio las rosas que había comprado. Las cogió y las
tiró. No podía pensar en ese momento. Le había roto el corazón. ¿Y si ella
había hecho eso por que había vuelto con Steve? No, no, tenía que averiguarlo.
Cogió las llaves del coche y bajó al garaje.
Estaba
seguro de lo que iba a hacer. Entonces vio a Débora. Estaba con Steve, pero
¿qué harían allí? Se escondió y los escuchó.
-Estas
seguro de que le has enseñado a Erika las fotos.
-Sí
y ha caído como una tonta. Se cree que tú y ese imbécil estáis juntos.
-No
lo llames así, que dentro de poco ese estúpido será mío.
-Bueno
me voy a verlo.
-Vale
Débora. Nos vemos.
-No
creo.
¿Qué
estaba pasando?
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