miércoles, 5 de septiembre de 2012

Cada día...


Capítulo 4

-Sí me acuerdo, y también recuerdo al repartidor, y a mi vecina, y a mucha gente.
-¡Qué graciosa!-dice Luis sarcástico.
-No es cuestión de ser graciosa, simplemente es que tengo buena memoria.
-Sí, sí, bueno, si me disculpas tengo que abandonar esta increíble conversación. El hambre puede conmigo.
-Claro, adiós roba pizzas.
-Lo mismo digo.

Megan entra en el baño pero no sin antes ver como Luis baja las escaleras. Era un poco creído para su gusto. Pero la cosa era averiguar para qué quería que recordara aquel día.

Son solo diez minutos, y ya se sienta allí. Como siempre. Jorge y Eliana cada uno en una punta, Ricky al lado de Luis a la derecha de jorge. Y Gabi y yo a la derecha de Eliana.
A Ricky le gusta mucho el arroz que prepara su madre, así que lo apura en grandes bocados. Mientras comen hablan de todo un poco y Luis cuenta el porqué de su estancia aquí. Por lo que se ve, está aquí porque a su padre le han destinado aquí. Ahora viviría en Madrid. Y cómo no tenía casa todavía él se quedaría en casa de su tío.

-Bueno chicas, ¿ya habéis preparado algo para el viaje?
-La verdad es que Megan y yo lo teníamos pensado planear esta noche.
-Ah, claro, y dime Megan. ¿Te gusta la idea de Verona?
-Pues…

No le da tiempo de hablar, Luis se le adelantó.

-¿Os vais a Verona?
-Sí, Luis, se lo han ganado por las notas.
-¡Qué suerte! Yo ya he estado. Fue uno de los destinos de mi padre. Y me la conozco de pe a pa.

OH no. Eso fue lo único que pudo aparecer en la mente de las chicas. Gabi y Megan sabían perfectamente que si les decían a Jorge y Eliana lo que pasaba con Elena él tendría todas las papeletas para acompañarlas.

-Pues la verdad es que eso está muy bien. Pero Gabi me acompañas a por el postre.-dijo Megan.
-Sí, claro.
-Yo quiero un trozo grandes porfis- dijo Ricky.
-Claro, claro.

Tiró de la mano de su amiga y sin decir una palabra la llevó hasta la cocina.

-Esto no puede ser verdad.
-Pues créetelo, madre mía.
-Es que es un estúpido. Seguro que ahora se quiere apuntar.
-Pero le tenemos que decir a mis padres lo de Elena.
-Ya, pero no crees que sería mejor, cuando ya estemos allí.
-Tú no conoces a mis padres, son capaces de ir a buscarnos a Verona. ¿Por qué no habla tu hermana con ellos y los convence?
-Vale, mañana cunado venga a por mí… hablaran. ¡Por favor! ¿Por qué nos pasa esto?
-No te desesperes, puede que no le digan que nos acompañe.
-¿Tú crees? Desde que lo sepan, mi hermana no se puede quedar allí las dos semanas, seguro, segurísimo que se lo dicen.

En ese momento Eliana entra a la cocina con un par de platos sucios, manos a la obra, cogen los paltos del postre y se van al comedor. Allí la sonrisa del padre de Gabi les asusta. Ricky está como enfadada. Y Luis está ausente mirando su teléfono.

-¡Menos mal que viene el postre!-dijo la niña

Le reparten a cada uno un trozo. Ahora todos están sentados en la mesa. Hay un silencio enorme.

-Megan, nos ha llamado Elena.


No, ahora si que estamos perdidas…


-Sí, se los iba a decir ahora mismo…
-No pasa nada, pero hay que arreglar las cosas para que tengáis algo de vigilancia allí.
-Y ahí es dónde intervengo yo-dijo Luis volviendo del trance en que se encontraba.

Ahora si que no había vuelta atrás.

-Tengo varios buenos amigos allí, y uno de ellos dice que no les importa ser vuestro guía en Verona.
-¿De verdad?-dijo Megan atónita.
-Claro, ¿qué os pensabais? ¿Qué iría con vosotras?
-¡Qué! ¿Nosotras? ¡Qué va!
-Claro, claro.

El resto del día transcurrió con la mayor tranquilidad posible.Llegó la hora de la película. ¿Cuál ver?

-¿Por qué no quieres ver “Este cuerpo no es el mío” Gabi?
-Porque te tengo una sorpresa, y aparte ya la he visto mil veces…
-¡Otra sorpresa!

Corriendo subimos las escaleras, pero para nuestra sorpresa casi nos caemos. Ja, ja. Justo cuando entramos ella vio el paquete encima de la cama. Era “Cartas a Julieta”. Su película favorita, llevaba tiempo buscándola.

-Gracias. Eres mi mejor amiga.
-Eso ya lo sabía.

Cuando estaban en la puerta Luis salía del baño. Iba en pijama, bueno en pantalón, y hay que decir que estaba… Muy bien, ¿pero quién serían esos amigos de los que habló?

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