Bueno, los
días pasan. La fecha de viajar a Verona se acerca. Gabi como siempre histérica,
tiene hecho unos cinco calendarios en los que va tachando los días. Megan sigue
con los preparativos de los últimos exámenes. Luis como siempre se dedica a
molestar a Megan, Gabi y a jugar con la pequeña Ricky. Solo le quedan unas tres
semanas en la casa de los padres de Gabi, pues es la fecha en la que les
entregan la casa.
Ahora Gabi
y Megan están apunto de salir de clase. Hoy tenían el último examen. Pasaban junto a la gente sin darse cuenta.
Solo pensaban en que mañana estarían en vuelo hacia la tierra de los amantes
más famosos de toda la literatura.
-Hola
chicas.
-Hola
Luis-dijo Gabriela.
-Bueno,
¿preparadas para ir a Italia?
-Sí, ¿pero
dime una cosa, quiénes son esos amigos tuyos que nos van a hacer de guía?
-Ah, no os
preocupéis, son de fiar. Una es Lucca y el otro se llama Ángelo.
-¿Lucca y
Ángelo?
-Sí, son
nombres italianos.
-Eso ya lo
sé. Pero es que es una casualidad que tengas amigos, con lo antipático que
eres.
-Eso solo
lo soy contigo, pero solo porque eres… Mejor lo dejo, no tengo ganas de
discutir.
-¡No dilo!
-¡Qué eres
una amargada, vamos ni que te hubieran dejado más sola que la una o vamos!
-¡Luis!-gritó
Gabriela.
-Déjalo
Gabi, nos vemos esta noche.
Megan se
marchó.
-¿Eres
tonto?
-¡Qué!
-Que no
tienes sentimientos.
-¿Pero por
qué?
-Es que yo
flipo. No te acuerdas de lo que te conté el otro día verdad.
-La verdad
es que no te estaba prestando mucha atención que digamos…
-Pues
debiste hacerlo.
-Me vas a
decir ya lo que pasa.
- Hace
cerca de dos meses, Alan era novio de Megan
-¿Quién es
Alan?
-Alan era
un chico del instituto, bueno, pues llevaban dos años juntos cuando él le dijo
que lo tenía que olvidar que nunca la quiso que solo fue una apuesta. Y que no
habían cortado antes porque le daba pena, pero que no se preocupara, porque
siempre podrían ser amigos.
-Yos, debí
escucharte, lo siento, pero es que me pone de los nervios cuando se pone en ese
plan y pierdo los cabales.
-Pues yo
que tú la próxima vez, mediría las palabras.
Gabi se
marchó a casa. Mientras Luis se quedó pensando. Solo hacía unas dos semanas que
la conocía, pero, ¿estaría enamorado de Megan y por eso se comportaba así con
ella?
La noche
llega. Megan sigue encerrada en su cuarto. La maleta está lista. Pero ahora
mientras se duchaba se acordaba de la conversación con Luis. ¡Es un idiota! Sin
saber el porqué de que esté así ya me critica, estamos de acuerdo en que tal
vez me recuerda mucho a Alan y tal vez por eso es por lo que me comporto más
arisca con él. ¿Pero es ese un motivo para que él la trate así?
La puerta
suena, desde la ducha Megan pregunta quién es. Es Elena. Dice que los padres de
Gabi ya están allí. Corriendo se pone el traje que se había comprado. Se lo
pone. Lo lleva con unas botas al estilo country
color marrón claro. Su chaqueta
vaquera. Y en el pelo lleva una trenza a un lado. Revisa que esté todo en orden
y coge el bolso y la maleta. Eran un conjunto que se lo había regalado Elena. Al final no
siquiera venía con nosotras en el vuelo. Allí nos recogería el servicio del
hotel. Y después conocerían a los misteriosos Lucca y Ángelo.
Después de
varias despedidas, alguna que otra lágrima. Se fueron dentro. Y en una media
hora embarcaron. Tenían asientos buenos, iban en el ala.
-¿Sabes?,
ayer cuando pasó aquello, pues hablé con Luis.
-Gabi,
sinceramente no quiero saber nada de él. Me recuerda a Alan y además… mejor
vamos a centrarnos en que en unas horas estaremos en Verona.
-Sí.
¿Tienes la cámara?
-Claro,
está en mi bolso. Junto con una bolsa gigante de golosinas, ¿quieres?
-¡Por
supuesto!
-Lo sabía.
Eran
varias horas de vuelo. Pero merecería la pena. El hotel al que iban era un
cuatro estrellas. Pero les permitía ser por una vez casi independientes.
En el avión
ponían algunas pelis, pero no eran nuevas que digamos sino más bien clásicos
muy clásicos.
-Disculpen
señoritas, ¿quieren unas mantas?
-Claro,
muchas gracias.
-Verona,
¿eh?
-Sí, era
un sueño y se está cumpliendo.
-Es
preciosa. Yo conocí allí a mi esposo. Bueno, que disfruten del vuelo.
La azafata
se fue. Pero aunque habían arrasado con la bolsa de golosinas, ya empezaban a
tener hambre. Por suerte el carrito de
la comida pasó por allí. Cada una se compró un croissant. También unos zumos.
-Gabi, voy
un momento al baño.
-Claro
Megan, te espero aquí.
Megan se
fue al baño. Mientras Gabi comía. Entonces de la nada…ç
-¡Hola
Gabi, cuanto tiempo sin verte!
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