sábado, 8 de septiembre de 2012

Cada día...

Capítulo 5



Bueno, los días pasan. La fecha de viajar a Verona se acerca. Gabi como siempre histérica, tiene hecho unos cinco calendarios en los que va tachando los días. Megan sigue con los preparativos de los últimos exámenes. Luis como siempre se dedica a molestar a Megan, Gabi y a jugar con la pequeña Ricky. Solo le quedan unas tres semanas en la casa de los padres de Gabi, pues es la fecha en la que les entregan la casa.

Ahora Gabi y Megan están apunto de salir de clase. Hoy tenían el último examen.  Pasaban junto a la gente sin darse cuenta. Solo pensaban en que mañana estarían en vuelo hacia la tierra de los amantes más famosos de toda la literatura.

-Hola chicas.
-Hola Luis-dijo Gabriela.
-Bueno, ¿preparadas para ir a Italia?
-Sí, ¿pero dime una cosa, quiénes son esos amigos tuyos que nos van a hacer de guía?
-Ah, no os preocupéis, son de fiar. Una es Lucca y el otro se llama Ángelo.
-¿Lucca y Ángelo?
-Sí, son nombres italianos.
-Eso ya lo sé. Pero es que es una casualidad que tengas amigos, con lo antipático que eres.
-Eso solo lo soy contigo, pero solo porque eres… Mejor lo dejo, no tengo ganas de discutir.
-¡No dilo!
-¡Qué eres una amargada, vamos ni que te hubieran dejado más sola que la una o vamos!
-¡Luis!-gritó Gabriela.
-Déjalo Gabi, nos vemos esta noche.

Megan se marchó.

-¿Eres tonto?
-¡Qué!
-Que no tienes sentimientos.
-¿Pero por qué?
-Es que yo flipo. No te acuerdas de lo que te conté el otro día verdad.
-La verdad es que no te estaba prestando mucha atención que digamos…
-Pues debiste hacerlo.
-Me vas a decir ya lo que pasa.
- Hace cerca de dos meses, Alan era novio de Megan
-¿Quién es Alan?
-Alan era un chico del instituto, bueno, pues llevaban dos años juntos cuando él le dijo que lo tenía que olvidar que nunca la quiso que solo fue una apuesta. Y que no habían cortado antes porque le daba pena, pero que no se preocupara, porque siempre podrían ser amigos.
-Yos, debí escucharte, lo siento, pero es que me pone de los nervios cuando se pone en ese plan y pierdo los cabales.  
-Pues yo que tú la próxima vez, mediría las palabras.

Gabi se marchó a casa. Mientras Luis se quedó pensando. Solo hacía unas dos semanas que la conocía, pero, ¿estaría enamorado de Megan y por eso se comportaba así con ella?

La noche llega. Megan sigue encerrada en su cuarto. La maleta está lista. Pero ahora mientras se duchaba se acordaba de la conversación con Luis. ¡Es un idiota! Sin saber el porqué de que esté así ya me critica, estamos de acuerdo en que tal vez me recuerda mucho a Alan y tal vez por eso es por lo que me comporto más arisca con él. ¿Pero es ese un motivo para que él la trate así?

La puerta suena, desde la ducha Megan pregunta quién es. Es Elena. Dice que los padres de Gabi ya están allí. Corriendo se pone el traje que se había comprado. Se lo pone. Lo lleva con unas botas al estilo country  color marrón claro. Su chaqueta vaquera. Y en el pelo lleva una trenza a un lado. Revisa que esté todo en orden y coge el bolso y la maleta. Eran un conjunto que  se lo había regalado Elena. Al final no siquiera venía con nosotras en el vuelo. Allí nos recogería el servicio del hotel. Y después conocerían a los misteriosos Lucca y Ángelo.

Después de varias despedidas, alguna que otra lágrima. Se fueron dentro. Y en una media hora embarcaron. Tenían asientos buenos, iban en el ala.

-¿Sabes?, ayer cuando pasó aquello, pues hablé con Luis.
-Gabi, sinceramente no quiero saber nada de él. Me recuerda a Alan y además… mejor vamos a centrarnos en que en unas horas estaremos en Verona.
-Sí. ¿Tienes la cámara?
-Claro, está en mi bolso. Junto con una bolsa gigante de golosinas, ¿quieres?
-¡Por supuesto!
-Lo sabía.

Eran varias horas de vuelo. Pero merecería la pena. El hotel al que iban era un cuatro estrellas. Pero les permitía ser por una vez casi independientes.
En el avión ponían algunas pelis, pero no eran nuevas que digamos sino más bien clásicos muy clásicos.

-Disculpen señoritas, ¿quieren unas mantas?
-Claro, muchas gracias.
-Verona, ¿eh?
-Sí, era un sueño y se está cumpliendo.
-Es preciosa. Yo conocí allí a mi esposo. Bueno, que disfruten del vuelo.

La azafata se fue. Pero aunque habían arrasado con la bolsa de golosinas, ya empezaban a tener hambre.  Por suerte el carrito de la comida pasó por allí. Cada una se compró un croissant. También unos zumos.

-Gabi, voy un momento al baño.
-Claro Megan, te espero aquí.

Megan se fue al baño. Mientras Gabi comía. Entonces de la nada…ç


-¡Hola Gabi, cuanto tiempo sin verte!


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