Capitulo 16
Unas horas después…
Amanda abre un ojo y lo primero que ve es Niza, sus casas,
nunca había imaginado que fuera así. Corriendo despierta a los demás, a Riley
le cuesta despertarse, le encanta dormir.
(Señores pasajeros, estamos a punto de aterrizar, abrochen
sus cinturones por favor)
Limpiando se las babas dice…
-¿Ya hemos llegado?-.
-Buenos días dormilón, y si, ya hemos llegado-.
-Jaja, buenos dias-.
Al bajar del avión se montan en un autobús que les dirige al
aeropuerto. Cogen las maletas y buscan a la persona que tendrá un cartelito con
sus nombres. Mientras Allan busca el cartelito, los demás llaman para avisar
que han llegado bien.
Porfin da con el chico del hotel, Allan avisa a los demás y
se montan en una especie de furgoneta donde meten sus maletas. Mientras Teo, el
chico que será su guía durante el viaje les explica las cosas que van a hacer
los tres admiran las vistas.
Teo les deja un mapa a cada uno con los horarios de las
actividades programadas. Amanda está impresionada con los chicos, habían
contratado un paquete para visitar Niza que era increíble. Aunque solo fueran a
estar un par de semana, sería un viaje inolvidable. Lo que más les gustaba era
que parte de los días se dedicarían a bucear. Su actividad favorita.
-Bueno, hoy no haremos nada, o al menos no lo tengo
programado. He pensado que queríais descansar e instalaros-.
-Si, buena idea Teo-.
-Si, yo estoy muerto-.
-Cuando no lo estás Riley-.
Todos rieron. Allan cogió de la mano a Amanda y justos
avistaron un hermoso paisaje que se posaba en sus ojos. Riley, por otro lado no
paraba de hacer le preguntas a Teo sobre el hotel. Este le respondía encantado.
Al llegar al hotel Amanda se dio una ducha y se tumbó en la
cama. Mientras Riley se echaba una siestecita en su cuarto. Habían quedado con
Teo a las nueve para cenar en el restaurante.
Mientras en la capital
parisina…
Detrás de una puerta de cristal se ve un escritorio blanco,
encima de el un Mac blanco, miles de carpetas y folios en el. El despacho está
decorado con fotos y cuadros. A la derecha hay un sillón, un perchero con las
cosas de Gemma. Enfrente del Mac, en una silla enorme giratoria negra, está
Gemma con miles de lápices y bolígrafos en el escritorio. Uno de los bolígrafos
lo tiene en la boca, necesita un descanso, lleva tres horas pegada al Mac.
-No, no, rojo no va aquí, aaaa…., me voy a volver loca-.
Sale del despacho y se dirige a la cocina, allí está Dmitry
tomando se un café. Eso sería lo último que se tomaría ella en ese momento.
-¿Qué tal llevas el
baño?-.
-Mal, ¿es que no se pueden conformar con un baño normal?-.
-Si si, claro, pero, si quieren un baño espectacular que
cueste 1.000 euros, habrá que dárselo, ¿no?-.
-Ya, ya, oye, ¿me hechas una mano?, eres un chico, y justo
estoy con ese-.
-Perdona, yo soy arquitecto, te recuerdo que fuiste tú quien
me decoro el mío-.
-Ya, que por cierto es maravilloso, pero necesito opinión
masculina-.
-Vale, venga, vamos que yo elijo el retrete jajaja-.
Se prepara un té negro, y se van al despacho de Gemma, antes
hacen una parada por el de Dmitry, ya ha acabado su trabajo y coge su mochila.
Dmitry abre los ojos al ver el caos que tiene en la mesa. Parece que hubiese
entrado un remolino por la ventana del despacho.
Lo primero que hace es recogerle la mesa, a Dmitry le gusta
tener el despacho siempre ordenado. Cada cosa tiene su lugar.
-Vale, a ver que te parece este, es moderno y…-.
-¿Y…?-.
-Es que no sé, no estoy inspirada hoy-.
Se echa las manos a la cara, él se sienta en la silla
mientras Gemma se tira en el sillón. Se oyen unos cuantos clicks de fondo,
mientras ella se masajea la cabeza. Dmitry le mira y sonríe, ella le devuelve
la mirada y la sonrisa, vuelve la cabeza a la pantalla y termina su obra de
arte.
-Ya está, ¿Qué te parece?-.
-Vaya, ¿seguro que estudiaste para arquitecto o también te
colaste en algunas de mis clases?-.
-Te recuerdo que yo era quien te ayudaba a estudiar, así que
aprendí algo de ti-.
-Bueno, pues ya hemos terminado-.
Dmitry se levanta, Gemma apaga el Mac, se estira y se pone
la chaqueta. Antes de salir le da un abrazo a Dmitry por la espalda. Huele su
perfume, le encanta. Este le devuelve el abrazo.
-Que haría yo sin ti-.
-Uhm, nunca lo he pensado-.
Le da sacude la cabeza y salen del despacho riéndose, se montan
en el ascensor y cada uno se va a su casa. Mañana será otro día.
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