jueves, 5 de abril de 2012

Una noche demasiado perfecta

Capítulo 5

Me sonrió y se viró después me pidió disculpas. Entonces me dijo:

-          ¿Emma?
-          Sí, y tu eres Alex, cuánto tiempo, estás igual, no sé que decir…
-          También estás igual, en fin quiero decir tal y como te recordaba.
-          Y qué tal, cuéntame, ¿cómo te ha ido todo?
-          Pues bien, seguro que a ti mejor, siempre sacaste mejores notas…
-          La verdad es que no me puedo quejar.
-          Oye, y cómo que estas por aquí. He oído que te has mudado ha Cansas.
-          Pues es que mi tía ha sido madre, estonces mi madre y yo hemos venido aprovechando los dos meses de vacaciones que tengo. Mi hermana y mi padre vienen el último fin de semana que estamos.
-          Pues me alegro de verte, y ¿cuándo has llegado?
-          Esta tarde, la verdad es que llegué y decidí dar una vuelta por aquí y recordar todo de nuevo. ¿Te acuerdas cuándo jugamos aquí? Ja Ja, que recuerdos.
-          Sí, pero, en fin éramos niños.
-          Bueno me voy a terminar de vestir.
-          O sí, perdona.

Alex se dio la vuelta y yo no podía parar de sonreír, lo había vuelto a ver. Es increíble.


No sé que pensar, verlo de nuevo me ha traído tantos recuerdos, y algún que otro sentimiento.
Me terminé de vestir rápido y emprendimos la ruta de siempre, hasta mi casa, cuando por fin llegamos, me cogió de la mano y me dijo que le había encantado verme, y que estaba deseando volver a hacerlo. Me propuso salir a la mañana siguiente ha dar otro paseo y contarnos, esta vez bien, todo lo que nos había pasado durante estos años. Por supuesto no le dije que no. Me moría de ganas de volver a verlo.


A la mañana siguiente me preparé con la mejor ropa de montar que tenía, incluso mi tía me dijo que dónde iba, que si iba a alguna competición. Me quedé un rato mirando por la ventana por si aparecía, pero no llegaba. La verdad era que no habíamos acordado hora, pero él era muy puntual.
Al final hoy pasos de caballos y Blue estaba en la cuadra.
Entonces lo vi. Hasta de lejos era, vamos es que no puedo describirlo con palabras. De repente se quedó mirando hacía mi y me saludó. Corriendo bajé y ya estaba delante de él, no sabía que decir.
Por suerte empezó él a hablar.

-Hola, ¿qué tal, lista para una gran mañana?
- Sí, bueno eso supongo. ¿Dónde vamos?
- Te voy a llevar a un sitio que no creo que recuerdes.
- Venga dime, no me digas que es aquel pequeño lago dónde jugábamos a los piratas.
- Pues bueno, ya no es un secreto.
- Bueno, medio, medio, no me acuerdo de cómo se llegaba. Jajaja…

Durante el camino estuvimos hablando de música, chistes, ropa y demás. Hasta que sacó el tema de los novios/as. Estaba muerta de miedo, seguro que él habría tenido miles de novias y yo sin embargo nada ni el primer beso.

-          Y qué ¿has tendido novios?
-          Pues la verdad, oye y porque no respondes tú primero.
-          Vale. Sólo tuve una, y se marchó cuando éramos niños.
-          No, de pequeños decíamos que seríamos novios, pero eso no vale. Venga, seguro que has tenido varias con lo gu…
-          ¿Con lo qué?
-          Lo, galán quería decir…
-          Pues la verdad es que no, solamente una pero poco tiempo.
-          Y se puede saber ¿por qué?
-          Era una persona que no me aportaba nada sentimentalmente, sólo me quería para presumir, en fin, una Barbie sin sentimientos, pero ese es un tema del que no quiero hablar.
-          Perdona no quería molestar, pues la verdad es que yo no. Ni uno. Se me resistían, o eso creo…
-          Pues no se cómo con lo linda que eres.
-          Gracias por el cumplido, pero eso no lo piensan muchos chicos, sólo tú y porque me conoces desde pequeña.
-          Siempre con ese humor, jajaja.

Al poco tiempo llegamos al lago, estaba tal y como lo recordaba. Con abundante vegetación y el agua medio clara.
Nos bañamos, nos reímos, pasamos un rato agradable. Pero por desgracia todo tuvo que acabar. Me acompañó a casa, seguía siendo todo un caballero. Cuando estaba a punto de entrar me cogió de la mano y entonces… Me dio el guante que se me había caído. Por dios me moría de vergüenza no se que estaría pensando. Después se rió, yo estaba colorada, seguro que s había dado cuenta que yo esperaba otra cosa no el guante precisamente. 
Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario