Capítulo 14
Son
las ocho. Todas duermen profundamente, todas menos Kate, se ha pasado toda la
noche escribiendo y no precisamente un nuevo capítulo de “Paraíso” sino una
historia de amor. Una que une sus verdaderos sentimientos y su extravagante
imaginación. Las verdad es que todo empezó con una palabra, tú, con eso había
empezado, después de leer la entrada de Emma, en su mente se había desatado una
oleada de “tus”. Ahora ya estaba casi acabando, la historia se basaba en un
chico que no buscaba amor, sino alguien en quien confiar sus más profundos
sentimientos. Tenía unas 50 páginas, vamos unos 3 capítulos. Cuando por fin se
despegó del lápiz y papel se fijó en el reloj. Las ocho y cinco.
Entonces
se acostó en su saco de dormir azul. Y se puso a pensar y en su mente algo se
iluminó. Y por fin se acordó de la proposición de la profesora de literatura.
¿Por qué no? Tan solo tenía que enviar los primeros capítulos a aquella
editorial que buscaba nuevos talentos. Sí, eso es lo que haría. No tenía nada
que perder…
En
el silencio de la habitación, cuando ni los grillos se oían las demás empezaron
a despertarse. Primero Rebecca, después Emma y a continuación Iris (que era la
más remolona).
-Kate,
¿cómo has dormido?
-Bien
Rebecca, pero la verdad es que tengo que contaos algo.
-¿Qué
pasa? ¿Está todo bien?
-Sí,
si, es sobre un proyecto que tengo en mente.
-Dinos,
estamos ansiosas.
Entonces
Kate se quedó mirando a las demás, ahí se dio cuenta de que en ella había
nacido un nuevo sentimiento, uno que hacía que aquellas chicas fuera como
hermanas para ella.
-Es
que la profesora de literatura me habló de un proyecto de una editorial, una
buena, que está buscando nuevos talentos, y voy a participar, la historia la
empecé anoche, y quería que me dijerais vuestra opinión.
-Claro.
Será todo un placer el primer ejemplar de un Best
Seller, es cómo ver un estreno el día antes, es cómo un beso, es…
-Vale,
ya lo entendimos…
Después
de una increíble narración decidieron vestirse e ir a desayunar, ya eran las
nueve y media, así que solo tomaron un par de tostadas, querían aprovechar el
domingo para disfrutarlo todas juntas. Cuando se terminaron las tostadas se
fueron a dar una vuelta. Sobre más o menos la una menos cuarto cada una se fue
a su casa. Rebecca se fue con Emma e Iris y Kate a la de ellas.
-Iris,
recoge la ropa, y acuérdate del trabajo de fotografía, es para el martes.
-Sí
mamá, ya lo terminé, es una foto de New York.
-Vale,
ah, se me olvidaba, te he comprado unas sales de baño nuevas, dicen que son
como las nubes…
-OK.
Cuando
Kate llegó a casa se esperaba ver a el prometido de su hermana, pero sin
embargo con lo que s encontró fue con Oliver. ¿Qué hacia allí?
Oliver
era su mejor amigo, bueno o al menos lo había sido durante primaria y algunos
cursos del instituto. Pero se había marchado a Long Island. Recuerda que sus
ojos estaban llorosos pero a la vez satisfechos. Una sensación muy rara.
-Hola
Kate.
-¡Oliver
qué sorpresa!
-Sí,
he venido a pasar unos días.
-Me
alegro mucho, y, pero cuéntame, ¿qué tal todo?
-Bien,
bueno, las notas igual que siempre, tengo algunos amigos, pero te sigo echando
de menos.
-Y
yo. Pero bueno estás aquí. ¿Damos una vuelta y así te enseño esto? Ha cambiado
mucho desde que te fuiste.
-Sí,
claro.
Ambos
se marcharon, no les importó dejar a los demás con ganas de saludar al chico.
Simplemente querían saber cómo les había tratado la vida. Primero empezó Kate y
después él. La verdad es que Kate no se había acordado mucho de Oliver en estos
años pero algunas veces miraba la foto que él le regalo cuando se marchó, era
de ellos dos en una feria. Por ese entonces a ella no le gustaba Spencer pero
si sabía que lo que más adoraba era la escritura. Incluso hizo algunos pinitos
con él para las obras del colegio. Sin embargo Oliver era más de la física y el
teatro, dos mundo diferentes pero que lo apasionaba, y la verdad es que no es
que no tuviera cuerpo, que lo tenía y sus ojos negros eran preciosos. Junto con
el pelo rubio. Pero eso ahora no importaba.
-Y
al final te hiciste los reflejos turquesas ¿eh?
-Sí,
convencí a mi madre.
-Siempre
consigues lo que quieres.
-No
siempre. Pero cuéntame tienes novia o alguna amiguita especial.
-Bueno,
hay una que está en camino, es de aquí, y va al instituto Thomson.
-Pues
yo voy a ese, ¿cómo se llama, a lo mejor la conozco?
-Su
nombre es Jessie.
-No
me suena…
-A
lo mejor conoces a su hermana, se llama Fabiola.
-¿Fabiola?
Pero tú sabes que bruja de cuñada bueno, futura cuñada tienes…
-Pero
si es un encanto, la verdad es que fue ella quién nos presentó.
-Pues
es de lo peor, a mí amiga Emma le puso en clase un video de ella mientras hacia
el ridículo para que la clase se burlara de ella.
-Yos,
pues conmigo a sido un encanto.
-Ten
cuidado, te lo digo como amiga.
-Lo
tendré.
Juntos
fueron hasta una cafetería que había junto a un parque, allí se encontraron con
Spencer y así él también le contó cosas nuevas sobre su nueva cuñada. Después
de unos batidos todos se fueron a casa. Mientras que Iris recogía las cosas,
decidió llamar a Rebecca.
-Hola
Rebecca.
-Hola
Iris, ¿qué pasa?
-Pues
la verdad es que ya sabes que dentro de tres semanas es el cumple de Kate.
-Una
fiesta sorpresa.
-Exacto,
he estado hablando con Emma y ella dice que sabe de un sitio genial.
-Pues
vale, mañana hablamos en clase vale.
-Un
beso adiós.
-Chao.
Cortaron
el teléfono, mientras en otra parte de la ciudad, Kate tomaba un baño
relajante, Oliver volvía a casa con la extraña sensación de no haber olvidado
el gran amor que había sentido por aquella persona a la cual podía contarle sus
más profundos sentimientos. Kate.
Continuará...
Álvaro.
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